Conociendo al enemigo para vencerlo

Imagen de Mariu

Ahora que se está llevando a cabo el Mundial de Fútbol, vemos que aunque se usan los pies para patear una bola, atrás  están los estrategas, que para enfrentarse al rival, tienen que analizarlo, mientras mayor sean sus conocimientos y su capacidad de análisis, será mas probable obtener el triunfo.

Si esto es tratándose de un juego, con mayor razón cada uno de nosotros tendrá que ser un gran estratega, para vencer al enemigo que nos impide caminar en nuestra vida espiritual, para ser los constructores del Reino .

Es mucho más fácil reconocer a los enemigos externos que internos, y en este caso el gran enemigo es interno, y se llama voluntad humana. 

Si tomamos en cuenta que nuestra voluntad es un Don de Dios, se puede pensar como es posible que sea enemiga, para comprender esto ya no es necesario ir a los orígenes para recordar los pasos que llevaron a nuestros primeros padres a ser expulsados del Paraíso, baste saber que ellos tomaron la decisión de desobedecer, y esto lo hicieron con su voluntad humana.

Antes de pasar a los Escritos de Luisa para conocer en palabras de ella lo que Jesús tiene que contarnos sobre la Voluntad humana; pongamos a funcionar nuestros recuerdos:   generalmente tenemos muy frescos aquellos momentos en los cuales hemos llegado a estropear los planes de nuestro Padre del Cielo, tomando decisiones equivocadas que han representado una cruz que cargaremos en nuestra vida y que en nada ha sido deseada por Dios.

Ejemplos sobraría sin embargo gracias a esto,  podemos comprobar que tenemos un Padre misericordioso y lleno de bondad  que se sirve de nuestro errores para generar bienes mayores, veamos.

 

 

La Divina Voluntad, fuente de bien y de santidad.

 

 Estaba diciendo a mi siempre amable Jesús:  “Ya que no quieres decirme nada, al menos dime que me perdonas si en alguna cosa te he ofendido”.  Y Él rápidamente ha respondido:

 “¿De qué quieres que te perdone?  Quien hace mi Voluntad y vive en Ella ha perdido la fuente, el germen, el origen del mal, porque mi Voluntad contiene la fuente de la santidad, el germen de todos los bienes, el origen eterno, inmutable e inviolable, así que quien en esta fuente vive, es santa y el mal no tiene más contacto con ella, y si en alguna cosa aparentemente aparece el mal, el origen, el germen es santo, el mal no existe, y esto sucede también en Mí:  Cuando la Justicia me forza a castigar a las criaturas, aparentemente parece que les hago el mal haciéndolas sufrir, y cuánto me dicen por ello, hasta decirme injusto, pero esto no puede ser faltando en Mí el origen, el germen del mal, más bien, en esa pena que mando hay en Mí un amor más tierno y más intenso.  Sólo la voluntad humana es fuente que contiene el germen de todos los males, y si algún bien parece que haga, ese bien está infectado, y quien toca aquel bien quedará por él infectado y envenenado”.

Entonces yo he continuado con lo mío, esto es, sustituirme por todos como Jesús me ha enseñado, como está explicado en anteriores escritos míos, y mientras esto hacía me ha dicho:

“Hija mía, conforme vas repitiendo lo que te he enseñado, así me siento herido por mi mismo amor; cuando te lo enseñé Yo, te herí a ti con mi eterno amor, cuando me lo repites tú, me hieres a Mí, y aún con solo recordar mis palabras y enseñanzas, son heridas que me das.  Si me amas, hiéreme siempre”. Vol. 12 Diciembe 15, 1919

 

 

Dios mirará los actos de las criaturas a través de los actos del alma hechos en el Divino Querer.



La tarea de Luisa es cubrir con actos divinos todos los actos de querer humano de las criaturas para hacer que el Querer Divino venga a la tierra, a hacer su guerra de amor y a reinar. 

Paso días amarguísimos, mi siempre amable Jesús se ha casi eclipsado.

¡Qué pena, qué desgarro! Siento mi mente más allá de las estrellas, en su Voluntad, y que quisiera tomar este Santo Querer y hacerlo bajar en medio de los hombres y darlo a cada uno como vida propia. 

Mi pobre mente se debate entre el Querer Divino y el querer humano de todos, para hacer de ellos uno solo. Ahora, estando en lo sumo de la amargura, mi dulce Jesús apenas se ha movido en mi interior, y sacando sus manos ha tomado las mías en las suyas, y en mi interior me ha dicho:

“Hija mía, ánimo, vendré, vendré, tú no te ocupes de otra cosa que de mi Querer; dejemos a un lado la tierra, se cansaran en el mal, por todas partes irán sembrando terrores, espantos y matanzas, pero llegará el fin, mi amor triunfará sobre todos los males de ellos, por eso tú extiende tu querer en el mío, el cual como un segundo cielo, con tus actos vendrás a extenderlo sobre la cabeza de todos, y Yo miraré los actos de las criaturas a través de tus actos divinos, divinos porque todos parten de mi Querer, y obligarás a mi Querer Eterno a descender por debajo de las esferas celestiales para triunfar sobre la maldad de la voluntad humana, por eso, si quieres que mi Querer descienda y mi amor triunfe, tú debes subir más allá de las esferas celestiales, morar ahí, extender tus actos en mi Voluntad, y después descenderemos juntos, asaltaremos a las criaturas con mi Querer, con mi amor, las confundiremos en tal modo que no nos podrán resistir, por eso, por ahora dejémoslos hacer y tú vive en mi Querer y ten paciencia”.
Vol. 12 23 Abril, 1921

 

 

La voluntad humana es la polilla que roe todos los bienes y la llave

que abre todos los males.  Cada acto de voluntad humana no unida

con la de Dios, forma un abismo de distancia entre el

Creador y la criatura.

 

 Estaba pensando entre mí:  “¿Por qué tanto temor en mí, tanto de sentirme faltar la vida, si jamás sea, no hiciera en todo y por todo la Santísima Voluntad de Dios?  El solo pensamiento me destruye, ¿qué será si llegara a sustraerme aun por un solo instante de la Voluntad Suprema y adorable de mi Creador?”  Mientras esto pensaba, mi amable Jesús ha salido de dentro de mi interior, y tomando mis manos entre las suyas las ha besado con un amor indecible, después se las ha estrechado a su pecho, fuerte fuerte, y todo ternura me ha dicho:

“Hija mía, cómo es bella mi Voluntad obrante en tus manos, tus movimientos son heridas para Mí, pero heridas divinas, porque salen del fondo de mi Voluntad dominante, obrante y triunfante en ti, así que me siento herido como por otro Yo mismo. 

Con justa razón temes si por un solo instante salieras de la Voluntad Suprema, ¡oh! cómo descenderías en lo bajo, te reducirías casi casi del estado de Adán inocente al estado de Adán culpable, y como Adán había sido creado como cabeza de todas las generaciones, su voluntad sustraída de su Creador formó la polilla en la raíz del árbol de todas las generaciones, por eso todos sienten las ruinas que formó la polilla de la voluntad humana desde el principio de la creación del hombre.  Cada acto de voluntad humana no conectada con la de Dios forma un abismo de distancia entre el Creador y la criatura, por tanto, distancia de santidad, de belleza, de nobleza, de luz, de ciencia, etc.  Entonces Adán no hizo otra cosa con sustraerse de la Divina Voluntad, que ponerse a distancia de su Creador, esta distancia lo debilitó, lo empobreció, lo desequilibró todo y llevó el desequilibrio a todas las generaciones, porque cuando el mal está en la raíz, todo el árbol está obligado a sentir los efectos malignos, los humores nocivos que hay en la raíz.  Entonces hija mía, habiéndote llamado a ti como primera y cabeza de la misión de mi Voluntad, esta mi Voluntad debe poner en ti el equilibrio entre tú y el Creador, y por lo tanto quitar la distancia que hay entre la voluntad humana y la Divina, para poder formar en ti la raíz del árbol sin humores malos, haciendo correr en él sólo el humor vital de mi Voluntad, a fin de que el árbol no quede perjudicado en la vegetación, en el desarrollo y en la preciosidad de sus frutos. 

Ahora, si tú quisieras hacer un acto de tu voluntad no conectada con la mía, vendrías a formar la polilla a la misión que te he confiado, y como un segundo Adán me arruinarías la raíz del árbol de mi Voluntad que quiero formar en ti, y perjudicarías a todos aquellos que querrán injertarse a este árbol, porque no encontrarían toda la plenitud de mi Voluntad en quien de Ella ha tenido el principio. 

Por eso soy Yo que pongo este temor en tu alma a fin de que mi Voluntad sea siempre dominante en ti, y todas las manifestaciones que te he hecho estén siempre en vegetación para formar raíces, tronco, ramas, flores y frutos divinos sin la sombra de tu voluntad humana. 

Así regresarás a tu origen en el seno de tu Creador toda bella, crecida y formada con la plenitud de la Voluntad Suprema, y la Divinidad, satisfecha en ti de la obra de la creación del hombre, hará salir de ti y de la misión a ti confiada su pueblo elegido del Fiat Voluntas Tua como en el Cielo así en la tierra, por eso sé atenta hija mía, y no quieras arruinar la obra de mi Voluntad en ti; la amo tanto y me cuesta tanto, que usaré todo mi celo infinito y estaré Yo mismo a guardia de mi Voluntad, a fin de que la tuya jamás tenga vida”.

 Yo he quedado sorprendida y comprendía con claridad qué significa un acto de voluntad humana en comparación de un acto de Voluntad Divina, y cómo el alma con el hacer la suya pierde la fisonomía de su Creador, y despojándose de la belleza con la cual fue creada se viste de míseros harapos, se arrastra con dificultad en el bien, adquiere la semejanza diabólica, se nutre con alimentos puercos. 

Jesús mío, danos la gracia a todos de jamás hacer la propia voluntad, lo cual es llamar a vida todas las pasiones.  Entonces, casi temblando trataba de abismarme más adentro en la Suprema Voluntad, y llamaba a mi Mamá Celestial en mi ayuda, a fin de que junto conmigo pudiéramos, a nombre de todos adorar a la Voluntad Suprema por todas las voluntades humanas opuestas a Ella. 

Ahora, mientras esto hacía, el Cielo se ha abierto y mi Jesús ha salido de dentro de mi interior todo en fiesta y me ha dicho:

 “Hija de mi Querer, tú debes saber que cuando reina íntegra mi Voluntad en el alma, todo lo que el alma hace es el desarrollo de la Vida de mi Eterna Voluntad en ella, así que no has sido tú quien ha llamado a mi Divina Mamá, sino mi misma Voluntad que la ha llamado, y sintiéndose llamar por una Voluntad Divina, la cual ha sido siempre íntegra y triunfante en Ella, ha advertido súbito que una de la familia celestial la llamaba en la tierra, y ha dicho a todo el Cielo: 

‘Vayamos, vayamos, es una de nuestra familia que nos llama a cumplir los deberes de la familia a la cual pertenecemos’.  Y helos aquí, míralos a todos en torno a Nosotros, la Virgen, los santos, los ángeles, para hacer tu acto de adoración que quieres hacer, y la Divinidad para recibirlo.

  Mi Voluntad tiene tal potencia que encierra todo y hace hacer a todos la misma cosa, como si fuera un solo acto.  Por eso la gran diferencia que hay entre quien hace reinar a mi Voluntad en ella y entre quien vive del propio yo. 

En la primera está una Voluntad Divina que reza, que obra, que piensa, que mira, que sufre; a cada movimiento suyo mueve Cielo y tierra y une todo junto, de manera que todos sienten la potencia de la Divina Voluntad obrante en la criatura, descubren en ella la nobleza, la semejanza, la filiación de su Creador, y como hija de la familia celestial todos la protegen, la asisten, la defienden y la suspiran junto con ellos en la patria celestial. 

Todo lo contrario para quien vive de la propia voluntad, ella es la llave del infierno, de las miserias, de la inconstancia; donde ella abre, no sabe abrir otra cosa más que donde está el mal, y si acaso hace algún bien, es aparente, porque dentro está la polilla del propio querer que roe todo.  Por eso, aunque te cueste la vida, no salgas jamás, jamás de mi Voluntad”. Vol. 18  Febrero 11, 1926