Penas divinas e incalculables, ocultas en el Corazon de María . En el día de su fiesta

Imagen de Esperanza Melara

Pequeña hija mía, lo dices tú misma, cuánto es necesario el conocimiento; si es necesario para ti, mucho más para los demás. Ahora, tú debes saber que para formar el reino de la Redención, aquellos que se distinguieron más en el sufrir, fue mi Mamá, y si bien Ella aparentemente no sufrió ninguna pena que conocieran las otras criaturas, con excepción de mi muerte que fue conocida por todos y que fue para su materno corazón el golpe fatal y más desgarrador que cualquier muerte dolorosísima, pero como Ella poseía la Unidad de la Luz de mi Querer, esta Luz llevaba a su corazón traspasado no sólo las siete espadas que dice la Iglesia, sino todas las espadas, las lanzas, los pinchazos de todas las culpas y penas de las criaturas, que martirizaban en modo desgarrador su materno corazón; pero esto es nada, esta Luz le llevaba todas mis penas, mis humillaciones, mis aflicciones, mis espinas, mis clavos, las penas más íntimas de mi corazón; el corazón de mi Mamá era el verdadero sol, que mientras se ve sólo luz, esta luz contiene todos los bienes y efectos que recibe y posee la tierra, así que se puede decir que la tierra está encerrada en el sol. Así la Soberana Reina, se veía solamente su persona, pero la Luz de mi Supremo Querer encerraba en Ella todas las penas posibles e imaginables, y por cuanto más íntimas y desconocidas estas penas, tanto más estimables y más potentes sobre el corazón divino para impetrar el suspirado Redentor, y más que luz solar descendían en los corazones de las criaturas para conquistarlas y atarlas en el reino de la Redención. Así que la Iglesia, de las penas de la Celestial Soberana conoce tan poco, que se puede decir que son sólo las penas aparentes, y por eso da el número de siete espadas; pero si conociera que su materno corazón era el refugio, el depósito de todas las penas, que la Luz de mi Voluntad todo le llevaba y nada le ahorraba, no habría dicho siete espadas, sino millones de espadas, mucho más que siendo penas íntimas, sólo Dios conoce la intensidad del dolor de ellas y por eso con derecho fue constituida Reina de los mártires y de todos los dolores; las criaturas saben dar el peso, el valor a las penas externas, pero de las internas no atinan a darles el justo valor. Ahora, para formar en mi Mamá primero el reino de mi Voluntad y después el de la Redención, no eran necesarias tantas penas, porque no teniendo culpas, la herencia de las penas no era para Ella; su herencia era el reino de mi Voluntad, pero para dar el reino de la Redención a las criaturas, debió sujetarse a tantas penas, así que los frutos de la Redención fueron madurados en el reino de mi Voluntad poseído por Mí y por mi Mamá. No hay cosa bella, buena y útil que no salga de mi Voluntad. Ahora, unida a la Soberana Reina vino mi Humanidad, Ella quedó escondida en Mí, en mis dolores, en mis penas, por eso poco se conoció de Ella, pero de mi Humanidad fue necesario que se conociera lo que Yo hice, cuánto sufrí y cuánto amé, si nada se conociera no habría podido formar el reino de la Redención. El conocimiento de mis penas y de mi Amor es imán y estímulo, incitación, luz para atraer a las almas a tomar los remedios, los bienes que en Ella hay; el saber cuánto me cuestan sus culpas, su salvación, es cadena que los ata a Mí e impide nuevas culpas. Si en cambio nadahubieran sabido de mis penas y de mi muerte, no conociendo cuánto me ha costado su salvación, ninguno habría tenido el pensamiento de amarme y de salvar su alma. ¿Ves entonces cuánto es necesario el hacer conocer cuánto ha hecho y sufrido aquél o aquélla que ha formado en sí un bien universal para darlo a los demás?

Ahora hija mía, así como fue necesario hacer conocer quien fue Aquél y Aquélla y cuánto les costó formar el reino de la Redención, así es necesario hacer conocer a aquélla a la cual mi paterna Bondad ha escogido primero para formar en ella el reino del Fiat Supremo, y después dar el principio de la transmisión a los demás. Así como fue para la Redención, que primero fue formada entre Mí y mi Mamá Celestial y después fue conocida por las criaturas, así será del Fiat Supremo...

vol. 19 -11-7-1926

 

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