Los conocimientos de la Divina Voluntad

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LOS CONOCIMIENTOS DE LA DIVINA VOLUNTAD.

 

  • 1. Cada verdad de la Divina Voluntad que conoces es un Don que te enriquece, una beatitud, felicidad, alegría y belleza distinta.
  • 2. Cada verdad de la Divina Voluntad es una semilla divina que el alma recibe y germina en las beatitudes.
  • 3. Cada verdad de la Divina Voluntad conocida en la tierra será un acto de beatitud que te inundara de mares de gozo en el cielo.
  • 4. Cada verdad poseída la podrás compartir con los bienaventurados en el cielo y será causa de gran felicidad para ellos.
  • 5. Entre mas verdades conozcamos mas será la felicidad y el gozo en el cielo para ti y para los demás.
  • 6. Cada verdad tiene un valor inmenso e infinito.
  • 7. Cada verdad contiene un secreto que ha estado oculto y que manifiesta la gloria de Dios.
  • 8. Los bienaventurados en el Cielo no gozan de las bienaventuranzas manifestadas a las almas en la Divina Voluntad.
  • 9. Las almas que conocen las verdades de la Divina Voluntad serán fuente de gozos para los bienaventurados en el Cielo que no conocen estas verdades.
  • 10. Entre mas conocimientos de la Divina Voluntad tengas, mas gozos podrás compartir con los bienaventurados en el Cielo.
  • 11. Tu disposición para adquirir los conocimientos de la Divina Voluntad aquí en la tierra determinara tu grado de gozo en el Cielo.
  • 12. Las verdades de la Divina Voluntad son las que mas glorifican a Dios
  • 13. Dios creo al hombre para que lo glorificara.
  • 14. Dios creo al hombre para que viviera en la Divina Voluntad.
  • 15. Unicamente las almas que vivan en la Divina Voluntad son dignas de poseer estas verdades y sus efectos.
  • 16. Para recibir estas verdades tienes: 1. Querer vivir en la Divina Voluntad. 2. Querer conocer estas verdades. 3. Apreciar las verdades.
  • 17. Las verdades de la Divina Voluntad serán gozo eterno tuyo y de los bienaventurados en el Cielo

 

Las siguientes conclusiones han sido obtenidas de: Volumen 13, Enero 25, 1922

 

Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús al venir me ha dicho:

“Hija mía, por cuantas verdades de más te manifiesto, tantas especialidades de bienaventuranza te hago en don; cada verdad contiene en ella una beatitud, felicidad, alegría y belleza distinta, así que cada verdad de más que conoces pone en ti una bienaventuranza, una felicidad, alegría, belleza, de las cuales tú quedas enriquecida; son semillas divinas que el alma recibe, y que manifestándolas a los demás les comunica estas semillas y enriquece a quien las recibe.

Ahora, las verdades conocidas en la tierra, siendo semillas divinas que germinan beatitud, alegría, etc., en el Cielo, cuando el alma esté en su patria, serán como alambres eléctricos de comunicación por medio de los cuales la Divinidad hará salir de su seno tantos actos de beatitud por cuantas verdades el alma ha conocido, ¡oh! cómo quedará inundada por tantos diversos mares inmensos.

Ya la semilla la tienes, con tener la semilla tienes el vacío donde poder recibir estos mares inmensos de felicidad, de alegría y de belleza; quien no tiene la semilla, quien no ha conocido una verdad en la tierra, le falta el vacío para poder recibir estas bienaventuranzas.

Sucede como cuando un pequeño no ha querido estudiar otros idiomas, haciéndose grande y oyendo hablar en aquellos idiomas que no quiso o no pudo estudiar, no entenderá nada, porque su inteligencia con no querer estudiarlos quedó cerrada y no hizo ningún esfuerzo para preparar un lugarcito para comprender esas lenguas, a lo más quedará admirado, gozará de la felicidad de los demás, pero él ni la poseerá ni será causa de felicidad a los demás.

Ve entonces qué significa conocer una verdad de más o una verdad de menos, si todos supieran qué grandes bienes se pierden, harían competencia para hacer adquisición de verdades.

Ahora, las verdades son las secretarias de mis bienaventuranzas, y si Yo no las manifiesto a las almas, esas verdades no rompen el secreto que contienen y continúan nadando en mi Divinidad esperando su turno para hacerla de agentes divinos y hacerme conocer, cuántas beatitudes de más contengo, y por cuanto más largamente han estado ocultas en mi seno, con tanto más fragor y majestad salen fuera para inundar a las criaturas y manifestar mi gloria.

¿Crees tú que todo el Cielo esté al día de todos mis bienes?

¡No, no! ¡Oh, cuánto les queda por gozar y que hoy no gozan! Cada criatura que entra en el Cielo y que ha conocido una verdad de más, no conocida por los demás, llevará en ella la semilla para hacer salir de Mí nuevos contentos, nuevas alegrías y nueva belleza, de los cuales esa alma será como causa y fuente y todos los demás tomarán parte.

No llegará el último de los días si no encuentro almas dispuestas para revelar todas mis verdades, para hacer que la Jerusalén Celestial resuene de mi completa gloria y todos los bienaventurados tomen parte en todas mis bienaventuranzas, quién como causa directa por haber conocido esa verdad, y quién como causa indirecta, por razón de aquella que la ha conocido.

Ahora hija mía, quiero decirte para consolarte y para hacer que seas atenta en escuchar mis verdades, que las verdades que más me glorifican son las que se refieren a mi Voluntad, causa primaria por la que cree al hombre, que su voluntad fuera una con la de su Creador; pero el hombre habiéndose sustraído de mi Voluntad se hizo indigno de conocer el valor y los efectos y todas las verdades que Ella contiene.

 

 

He aquí el por qué de todas mis premuras contigo, para hacer que entre Yo y tú los quereres corrieran juntos y estuvieran siempre en sumo acuerdo, porque para hacer que el alma pueda abrir las puertas y disponerse a conocer las verdades que mi Voluntad contiene, lo primero es querer vivir de mi Querer, lo segundo es querer conocerlo, lo tercero es apreciarlo.

 

Por eso contigo he abierto las puertas de mi Voluntad, a fin de que conocieras sus secretos que el hombre había sepultado en mi seno, los efectos y el valor que Ella contiene, y por cuantas verdades conoces de mi Voluntad tantas semillas recibes y tantos secretarios divinos te hacen cortejo.

 

¡Oh! cómo hacen fiesta en torno a ti, pues han encontrado a quien confiar su secreto, pero la fiesta más bella la harán cuando te conduzcan al Cielo, cuando la Divinidad, a tu primer entrar, hará salir tantas diversas bienaventuranzas distintas entre ellas, de alegría, de felicidad y de belleza, que no sólo te inundarán a ti, sino que todos los bienaventurados tomarán parte.

 

¡Oh, cómo el Cielo espera tu llegada para gozar de estos nuevos contentos!”

 

 

Agradezco a nuestro Hermano Felipe por haber desglosado este capítulo compartiendolo en el Grupo de Facebook "Hijos de la Luz de la Divina Voluntad".