Una palabra Tuya bastará...

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Después de meditar  el pasaje de San Lucas elegí estas palabras, UNA PALABRA TUYA BASTARÁ PARA SANARME… conforme más las repetía seguía pensando con más insistencia cual sería esa palabra que Dios pronunciaría para sanarme y purificarme haciéndome digna de esta Misión.

Vinieron a mi mente muchas cosas que me habían hecho indigna de poder recibirlo, muchas veces sentí el gran deseo de no pararme a comulgar, que difícil ha sido superar tantas grabaciones mentales que con los años he acumulado, mas hoy cobra sentido esta frase, “Una palabra tuya bastará  para sanar mi alma”, ¿Qué palabra puede ser la que me de fuerza y valor, para continuar por este camino?

Solo una: “F I A T”  el hágase de mi Creador,  de mi Padre que me promete regresarme al Orden Primero de la Creación, para ser como un Adán antes del pecado.

El alma debe atar todos sus actos al Fiat.

“Hija mía, el Fiat debe ser el dulce nudo que ate todos tus actos, así que mi Voluntad y la tuya formarán el nudo, y has de saber que cada pensamiento, palabra, acto, anudado con mi Voluntad, son otros tantos canales de comunicación que se abren entre Yo y la criatura; si todos tus actos son anudados con mi Voluntad, ningún canal de comunicación divina estará cerrado entre Yo y tú”. Vol. 1120 Sep.1915

 

 

                                                Mientras el mundo quiere expulsar a Jesús de la faz de la tierra,                                                                                        Él está preparando una era de amor:

“La era del tercer Fiat”.

 

“¡Ah! hija mía, la criatura se hace cada vez más perversa en el mal, cuántos artefactos de ruina están preparando, llegarán a tanto que agotarán al mal mismo, pero mientras ellas se ocupan en hacer su camino, Yo me ocuparé en que mi Fiat Voluntas Tua tenga su cumplimiento, que mi Voluntad reine sobre la tierra, pero en modo todo nuevo; me ocuparé en preparar la era del tercer Fiat, en la cual mi amor se desahogará en modo maravilloso e inaudito.  ¡Ah! sí, quiero confundir al hombre todo en amor, por eso sé atenta, te quiero Conmigo a preparar esta era de amor, celestial y divina, nos ayudaremos mutuamente y obraremos juntos”. Vol. 12 Feb 8 1921

 

Para entrar en el Divino Querer, la criatura no debe hacer otra cosa que quitar la piedrecilla de su voluntad.

 Mientras pensaba en el Santo Querer Divino, mi dulce Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, para entrar en mi Querer no hay caminos, ni puertas, ni llaves, porque mi Querer se encuentra por todas partes, corre bajo los pies, a derecha, a izquierda y sobre la cabeza, por todas partes; para entrar, la criatura no debe hacer otra cosa que quitar la piedrecilla de su voluntad, pues si bien está en mi Querer, no toma parte ni goza de sus efectos, volviéndose como extraña en mi Querer, porque la piedrecilla de su voluntad impide a mi Querer correr en ella, igual que las aguas son impedidas por las piedras de las playas para correr por doquier.  Pero si el alma quita la piedra de su voluntad, en ese mismísimo instante ella corre en Mí y Yo en ella, y encuentra todos mis bienes a su disposición, fuerza, luz, ayuda, lo que quiera.  He aquí por qué no hay caminos, ni puertas, ni llaves, basta que quiera y todo está hecho, mi Querer toma el empeño de todo y de darle lo que le falta, y la hace extenderse en los confines interminables de mi Voluntad.  Todo lo contrario para las otras virtudes, cuántos esfuerzos se necesitan, cuántos combates, cuántos caminos largos, y mientras parece que la virtud le sonríe, una pasión un poco violenta, una tentación, un encuentro inesperado, la arrojan hacia atrás y la ponen de nuevo a empezar el camino”.  Vol 12 Feb. 16 de 1921

 

El tercer Fiat dará tal gracia a la criatura, que la hará  casi regresar al estado de origen, y entonces Dios  tomará su perpetuo reposo en el último Fiat.

 Estaba en mi habitual estado, y mi dulce Jesús estaba silencioso, y le he dicho:  “Amor mío, ¿por qué no me dices nada?”

 Y Jesús:  “Hija mía, es mi costumbre después de haber hablado, el hacer silencio, quiero reposarme en mi misma palabra, es decir en mi misma obra salida de Mí, y esto lo hice en la Creación, después de haber dicho  Fiat Lux y la luz fue; Fiat a todas las demás cosas, y las cosas salieron a la vida, quise reposar, y mi luz eterna reposó en la luz salida en el tiempo; mi amor reposó en el amor con el que investí a todo lo creado; mi belleza reposó en todo el universo, el cual adorné con mi misma belleza; como también reposó mi sabiduría y potencia, con las que ordené todo con tal sabiduría y potencia, que Yo mismo mirando todo, dije:  “¡Cómo es bella la obra salida de Mí, quiero reposarme en ella!”  Así hago con las almas, después de haber hablado quiero reposarme y gozar los efectos de mi palabra”.

 Después de esto ha agregado:  “Digamos juntos Fiat”.

 Y todo, Cielo y tierra se llenaban de adoración a la Majestad Suprema.

 Y de nuevo ha repetido “Fiat”, y la sangre, las llagas, las penas de Jesús surgían, se multiplicaban al infinito.

 Y después por tercera vez “Fiat”, y este Fiat se multiplicaba en todas las voluntades de las criaturas para santificarlas.

 Después me ha dicho:  “Hija mía, estos tres Fiat son el Creante, el Redimiente y el Santificante.  Al crear al hombre lo doté con tres potencias, inteligencia, memoria y voluntad.  Con tres Fiat cumpliré la obra de santificación en el hombre.  Ante el Fiat Creante la inteligencia del hombre queda como raptada, y cuántas cosas comprende de Mí, y de cómo lo amo, estando Yo oculto en todas las cosas creadas para hacerme conocer y darle amor para hacerme amar.  En el Fiat de la Redención la memoria queda como encadenada por los excesos de mi amor al sufrir tanto para ayudar y salvar al hombre en el estado de la culpa.  En el tercer Fiat mi amor quiere desahogar de más, quiero asaltar la voluntad humana, quiero poner como sostén de su voluntad mi misma Voluntad, de manera que la voluntad humana quedará no sólo raptada, encadenada, sino sostenida por una Voluntad Eterna, la cual haciéndose apoyo a todo, el hombre casi no le podrá escapar.  No terminarán las generaciones si antes no reina mi Voluntad en la tierra.  Mi Fiat Redentor se pondrá en medio, entre el Fiat Creante y el Fiat Santificante, se entrelazarán los tres juntos y cumplirán la santificación del hombre.  El tercer Fiat dará tal gracia a la criatura, de hacerla regresar casi al estado de origen, y entonces, cuando haya visto al hombre como salió de Mí, mi obra será completa y tomaré mi perpetuo reposo en el último Fiat.  Únicamente la vida en mi Querer dará de nuevo al hombre el estado de origen; por eso sé atenta, y junto Conmigo ayúdame a completar la santificación de la criatura”.

 Yo al oír todo esto le he dicho:  “Jesús, amor mío, yo no sé hacer como haces Tú, ni como Tú me enseñaste, y casi tengo miedo de tus reproches si no hago bien lo que quieres de mí”.  Y Él, todo bondad:

 “También Yo sé que no puedes hacer perfectamente lo que te digo, pero a donde tú no llegues te suplo Yo; pero es necesario que te animes y que comprendas lo que debes hacer, a fin de que si no haces el todo, hagas lo que puedas, pero mientras te hablo, tu voluntad queda encadenada a la mía y quisieras hacer lo que te digo, y Yo lo tomo como si todo lo hicieras”.

 Y yo:  “¿Cómo se podrá divulgar y enseñar a los demás este modo de vivir en el Querer Divino, y quién es el que se prestará a esto?”

 Y Jesús:  “Hija mía, si a pesar de haber descendido a la tierra ninguno se hubiera salvado, la obra de glorificar al Padre estaba ya completa; así ahora, a pesar de que ningún otro quisiera recibir este bien, lo que no será, tú sola me bastarás y me darás la gloria completa que quiero de todas las criaturas”.  Vol. 12 Feb. 22 de 1921

 

La Divina Voluntad:  Grano que se hace alimento;  Luisa:  La paja que lo viste y lo defiende.

 Estaba diciendo entre mí:  “Mí Reina Madre suministró su sangre para formar la Humanidad de Jesús en su seno, y yo, ¿qué suministraré para formar la Vida a la Divina Voluntad en mí?”  Y mi amable Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, tú me suministrarás la paja para formar la espiga en la cual el grano seré Yo, que como alimento daré mi Voluntad para nutrir a las almas que querrán alimentarse de mi Voluntad.  Tú serás la paja que conservará el grano”.

 Yo al oír esto he dicho:  “Amor mío, mi oficio de servirte de paja es feo, porque la paja se tira y se quema, y no tiene ningún valor”.

 Y Jesús:  “Sin embargo la paja es necesaria a la espiga del grano, si no fuera por la paja el grano no podría madurar ni multiplicarse.  La pobre paja sirve de vestido y defensa al grano; si el ardiente sol lo inviste, la paja lo defiende del demasiado calor para no dejarlo secar; si la escarcha, la lluvia u otras cosas invaden al grano, la paja toma sobre ella todos estos males, así que se puede decir que la paja es la vida del grano, y si la paja se tira y se quema, es cuando ha sido separada del grano.  El grano de mi Voluntad no está sujeto ni a crecer ni a decrecer, por mucho que tomen no disminuirá en nada, por lo tanto me será necesaria tu paja porque me servirá de vestidura, de defensa, defendiendo los derechos de mi Querer, por eso no hay peligro de que puedas ser separada de Mí”.

 Después de un poco ha regresado y le he dicho:  “Vida mía, Jesús, si las almas que tendrán vida en tu Querer serán los arco iris, ¿cuáles serán los colores de estos arco iris de paz?”  Y Jesús, todo bondad:

 “Sus cualidades y colores serán todos divinos, refulgirán con los más bellos y esplendorosos colores que son:  Amor, bondad, potencia, sabiduría, santidad, misericordia, justicia.  La variedad de estos colores será como luz en las tinieblas de la noche, que en virtud de estos colores harán que se haga el día en las mentes de las criaturas”. Vol. 12 Marzo 12 1921

 

Jesús hace pasar a Luisa del oficio que tuvo su Humanidad en  la tierra, al oficio que tuvo su Voluntad en su Humanidad.

 Estaba diciendo a mi dulce Jesús:  “Yo no sé, pero por cuanto más me dices que me das por medio de tu Santo Querer, yo me siento más vil y más mala, debería sentirme mejor, más buena, sin embargo es todo lo contrario”.  Y Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, cuanto más crece en ti el grano de mi Voluntad, tanto más sentirás la vileza de tu paja, porque cuando la espiga comienza a formarse, el grano y la paja son una sola cosa; en cambio, conforme se va formando la vida de la espiga, formándose el grano, la paja queda separada del grano y queda sólo en defensa del grano; así que por cuanto más vil te sientas, tanto más se va formando el grano de mi Voluntad en ti, y se va acercando a su maduración perfecta.  La paja no es otra cosa en ti que tu débil naturaleza, que viviendo junto con la santidad y nobleza de mi Voluntad, siente mayormente su vileza”.

 Después ha agregado:  “Querida mía, hasta ahora has ocupado el oficio tomado de Mí, que tuvo mi Humanidad en la tierra, ahora quiero cambiarte el oficio, dándote otro más noble, más basto, quiero darte el oficio que tuvo mi Voluntad en mi Humanidad; fíjate cómo es más alto, más sublime:  Mi Humanidad tuvo un principio, mi Voluntad es eterna; mi Humanidad es circunscrita y limitada, mi Voluntad no tiene confines ni límites, es inmensa; oficio más noble y distinto no podía darte”.

 Yo al oír esto he dicho:  “Mi dulce Jesús, yo no sé encontrar ninguna razón por la que quieras darme tal oficio, ni he hecho nada para poder merecer un favor tan grande”.

 Y Jesús:  “¡Toda la razón es mi amor, tu pequeñez, tu vivir en mis brazos como una bebita que no se preocupa por nada, sino sólo de tu Jesús, el no rechazarme nunca ningún sacrificio que te he pedido!  Yo no me dejo tomar por las cosas grandes, porque en las cosas grandes en apariencia siempre hay de lo humano, sino de las cosas pequeñas, pero pequeñas en apariencia y grandes en sí mismas.  Y además, deberías haberlo comprendido tú misma, que debía darte una misión especial en mi Voluntad, ese hablarte siempre de mi Querer, ese hacerte comprender sus admirables efectos, lo que no he hecho con ninguno hasta ahora; contigo he hecho como un maestro cuando quiere que su discípulo se haga perfecto en la medicina o en la historia o en cualquier otra cosa, parece que no sabe hablar de otra cosa, siempre estará sobre aquel tema.  Así he hecho Yo contigo, me he constituido en maestro de Voluntad Divina, como si ignorara todo lo demás; después de que te he instruido bien te he manifestado tu misión, y cómo en ti tendrá principio el cumplimiento del Fiat Voluntas Tua sobre la tierra.  Ánimo hija mía, veo que te abates; no temas, tendrás toda mi Voluntad en tu ayuda y sostén”.

 Y mientras esto decía, con sus manos me acariciaba la cabeza, el rostro, el corazón, como si me confirmara lo que decía, y ha desaparecido.  Vol. 12 Marzo 17 1921

Así como Jesús entrelazó con su Fiat Redimiente el Fiat

Creante, así quiere que el tercer Fiat quede entrelazado con el

Fiat Creante y Redimiente.  La Humanidad de Jesús es

más pequeña que su Voluntad Eterna.

 

(1) Estaba abandonándome toda en el Santo Querer de Dios, y pensaba entre mí:  “El Fiat formó todo el universo, y en el Fiat la Divinidad hizo alarde de su amor hacia el hombre, señalándolo en cada cosa creada, de modo que en cada cosa creada se ve aquel Fiat impreso, que con tanta maestría, potencia y armonía brotó del seno Divino hacia la criatura.  El Fiat formó la Redención, tanto, que en cada cosa que hizo el Verbo Eterno está el Fiat, que haciéndole corona le da vida, así que el Fiat Creante y el Fiat Redimiente están entrelazados juntos, y uno hace eco en el otro y forman uno solo; entonces no hay acto creado en el que mi dulce Jesús no haya entrelazado con su Fiat.  Ahora, mi adorado Jesús me ha dicho tantas veces que se necesita el tercer Fiat para hacer que la obra de la Creación y de la Redención sean completadas, pero, ¿cómo se hará?  ¿Quién formará tantos Fiat para entrelazar al Fiat Creante y al Fiat Redimiente?”  Mientras esto pensaba, mi amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

(2) “Hija mía, si la Majestad Suprema hizo salir tanto amor en todas las cosas creadas por su Fiat Omnipotente sobre el género humano, era justo que Yo, Hijo suyo, en su mismo Fiat hiciera otros tantos actos para corresponderlo por su amor, entrelazando los suyos con los míos, para hacer que de la tierra se elevase otro Fiat, humano y Divino, para darse el beso, entrelazarse juntos y sustituir a la correspondencia del amor de todas las criaturas.  Mientras Yo no vine a la tierra, el Fiat esparcido en todo lo creado estaba solo; en cuanto vine no estuvo más solo, más bien fue mi primer objetivo, el formar tantos actos en el Fiat Eterno por cuantos había hecho mi Padre en la Creación, así que con mi Fiat, el Fiat Creante tuvo su dulce y armoniosa compañía.  Ahora, este Fiat no quiere que sean sólo dos, quiere el tercer Fiat, quiere estar en tres, y este tercer Fiat lo harás tú, por eso muchas veces te he atraído fuera de ti misma, te he puesto en aquel mismo Fiat Creante y Redimiente a fin de que hicieras tu vuelo y entrelazando el tuyo al nuestro, el Fiat Creante y Redimiente quedaran entrelazados por tu tercer Fiat.  Por cuanto más obres en nuestro Fiat, tanto más pronto alcanzarás la vía de nuestro Fiat, y así como en el Fiat de la Creación salieron de Nosotros tantas cosas prodigiosas y bellas, como es todo el universo, y el Fiat de la Redención se sustituyó a todos los actos de la criatura, tomando de la mano a su hijo perdido para conducirlo nuevamente al seno de su Padre Celestial, así el tercer Fiat, cuando haya hecho su camino, se verán los efectos:  ‘Que mi Querer sea conocido y amado y tome su dominio para tener su reino sobre la tierra’.  Cada acto tuyo de más que entrelaces con nuestro Fiat será un beso humano que harás dar a nuestro Fiat, un vínculo mayor que formarás entre la Voluntad Divina y humana, de manera que puestas de acuerdo, no tenga reserva de hacerse conocer y tomar su real dominio; todo está en hacerse conocer, el resto vendrá por sí solo.  Por eso tantas veces te he recomendado que al escribir no omitas nada de lo que concierne a mi Voluntad, porque el conocimiento es el camino, y la luz sirve de trompeta para llamar a los escuchantes para hacerse oír, y cuanto más suene la trompeta, y más suena por cuantos más conocimientos tiene que manifestar, tanta más gente acude.  El conocimiento ahora se pone en actitud de cátedra, ahora como maestro, ahora como padre piadoso y amante excesivo, en suma, tiene en su poder todos los caminos para entrar en los corazones para conquistarlos y triunfar sobre todo.  Y por cuantos más conocimientos contiene, tantos más caminos tiene en su poder”.

(3) Entonces yo, casi confundida por lo que Jesús me decía he dicho:  “Dulce Amor mío, Tú sabes cómo soy miserable y en qué estado me encuentro, por eso siento que para mí es imposible el que con mis actos pueda hacer el mismo camino del Fiat Creante y del Fiat Redimiente”.

(4) Y Jesús:  “¿Así que nuestro Fiat no contiene todo el poder que quiere?  ¿Si lo hizo en la Creación y en la Redención, cómo no lo puede hacer en ti?  Se requiere tu querer, y Yo imprimiré mi Fiat en el tuyo, como imprimí mi Fiat Divino en el querer de mi Humanidad, y así haremos el mismo camino.  Mi Voluntad puede todo, en mi Omnividencia te hará presente los actos de la Creación y Redención, y tú con facilidad entrelazaras con tus actos el tercer Fiat a nuestro Fiat, ¿no estás contenta?”

(5) Entonces yo, viendo que mi adorado Jesús conforme hablaba de su Voluntad me desaparecía y quedaba como eclipsado en una luz inmensa, como cuando el sol hace desaparecer las estrellas eclipsándolas en su luz, he dicho:  “Jesús, vida mía, no me hables de tu Voluntad porque Tú te eclipsas en su luz y yo te pierdo y quedo sola sin Ti.  ¿Cómo puede ser que tu Querer me haga perder a mi Vida, a mi todo?”

(6) Y Jesús ha agregado:  “Hija mía, mi Humanidad es más pequeña que mi Voluntad Eterna, tiene sus confines, sus límites, y por eso mi Voluntad interminable acercándose a ti con sus conocimientos, hace que mi Humanidad quede perdida en su luz y como eclipsada, y por eso tú no me ves, pero Yo quedo siempre en ti y gozo, porque veo a la pequeña recién nacida de mi Voluntad eclipsada en la misma luz de mi Humanidad, así que estamos juntos, pero como nuestra vista queda deslumbrada por la Luz resplandeciente del Querer Supremo, no nos vemos”. Vol. 16 del 23 de Enero 1924

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