Palabra de Jesùs

Imagen de Mariu



 Cada palabra de Jesús, si la recibimos y asimilamos meditandola,

forma en nuestro corazón una fuente de agua viva,

que brota para la Vida eterna, para calmar nuestra sed y la de los demás.



Estaba oprimida al pensar que estoy obligada a decir y a escribir aun las más pequeñas cosas que el buen Jesús me dice, y al venir me ha dicho:

“Hija mía, cada vez que Yo te hablo intento abrir una fuentecita en tu corazón, porque todas mis palabras son fuentes que llevan y brotan a la vida eterna, pero para formarse estas fuentes en tu corazón, tú debes poner también de lo tuyo, es decir, debes masticarlas muy bien para poderlas poner en tu corazón y abrir en él la fuente; con pensarlas y repensarlas tú formas la masticación; con decirlas a quien tiene autoridad sobre ti y siéndote asegurado que es palabra mía, tú sin duda la pasas y abres la fuente para ti, y según las ocasiones de tus necesidades, te sirves de ella y bebes a grandes sorbos en la fuente de mi verdad; con escribirlas abres los canales que pueden servir a cualquiera que quiera quitarse la sed para no dejarlo morir de sed. 

Ahora, con no decirlas tú no las piensas, y al no masticarlas no puedes pasarlas, por eso corres peligro de que la fuente no se forme y que el agua no brote, y cuando tengas necesidad de aquella agua, la primera en sufrir la sed serás tú, y si no escribes, no abriendo los canales, ¿de cuántos bienes no privarás a los demás?Vol. 13 Oct. 13 de 1921

 

 

Veamos algunos fragmentos de los  primeros Volúmenes,  sobre lo que Jesús le dice a Luisa de su palabra:

“Hija mía, lo que te recomiendo es conservar y estimar mis palabras, porque mi palabra es eterna y santa como Yo mismo, y conservándola en tu corazón y aprovechándola, tendrás tu santificación y por ello recibirás en recompensa un esplendor eterno, producido por mi palabra; haciendo de otra manera tu alma recibirá un vacío y quedarás deudora de Mí”. Vol. 2 del 30 de Julio de 1899.

 

Cómo la palabra de Dios no sólo es verdad, sino también luz.

 Viniendo esta mañana el amantísimo Jesús le he dicho: “Mi amado Jesús, yo creo que todo lo que escribo son muchos disparates”.

 Y Jesús: “Mi palabra no sólo es verdad, sino también luz, y cuando una luz entra en un cuarto oscuro, ¿qué hace? Disipa las tinieblas y hace descubrir los objetos que hay, feos o bellos, si están en orden o en desorden, y del modo como se encuentra ese cuarto se juzga a la persona que ocupa aquella habitación. Ahora, la vida humana es el cuarto oscuro, y cuando la luz de la verdad entra en un alma, disipa las tinieblas, esto es, hace descubrir lo verdadero de lo falso, lo temporal de lo eterno, así que arroja de sí los vicios y se mete al orden de las virtudes, porque siendo mi luz santa, que es mi misma Divinidad, no podrá comunicar otra cosa que santidad y orden, por lo tanto el alma siente salir de sí, luz de paciencia, de humildad, de caridad y más. Si mi palabra produce en ti estas señales, ¿por qué temes?”

Después de esto, Jesús me ha hecho oír que rogaba al Padre por mí, diciendo: “Padre Santo, te pido por esta alma, haz que cumpla en todo perfectamente nuestra Santísima Voluntad, haz oh Padre adorable que sus acciones estén tan conformadas con las mías, pero en modo tal que no se puedan distinguir las unas de las otras, y así poder cumplir sobre ella lo que he diseñado”.

 ¿Pero quién puede decir la fuerza que me sentía infundir en mi alma por esta oración de Jesús? Me sentía vestir el alma por una fuerza tal, que para cumplir la Voluntad Santísima de Dios no me hubiera importado sufrir mil martirios, si así fuera su beneplácito. Siempre sean dadas las gracias al Señor, que tanta misericordia usa con esta pobre pecadora.  Vol. 2 de 18 Ago.1899.

 

La palabra de Jesús fue simple, la entendían los doctos como los

más ignorantes. Los predicadores de estos tiempos dan tantas

vueltas, que los pueblos quedan en ayunas y fastidiados;

se ve que no la toman de la fuente divina.

“Amada mía, cuando hago silencio es señal que quiero reposo, es decir que tú te reposes en Mí y Yo en ti. Cuando hablo es señal de que quiero vida activa, es decir que me ayudes en la obra de la salvación de las almas; porque siendo mis imágenes, lo que a ellas se hace lo considero hecho a Mí mismo”.

 Al decir esto veía algunos sacerdotes, y Jesús como lamentándose con ellos ha agregado:

 “Mi hablar fue simple, tanto que lo hacía comprender a los doctos y a los más ignorantes, como se ve con claridad en el santo evangelio.  En cambio los predicadores de estos tiempos, tantas vueltas y vueltas mezclan, que los pueblos quedan en ayunas y fastidiados, se ve que no lo toman de la fuente de mi manantial”. Vol. 4  21 de Feb. 1902

 

Cómo cada palabra de Jesús son tantos eslabones de gracia.

 Continuando mi habitual estado, apenas he visto al bendito Jesús en mi interior, y como si quisiera continuar quitándome las dudas me ha dicho:

 “Hija, Yo soy la verdad misma, y jamás puede salir de Mí la falsedad, a lo más alguna cosa que el hombre no comprende, y esto lo hago para hacer ver que si no se comprende bien la palabra, ¿cómo se puede comprender en todo al Creador?  Pero sin embargo el alma debe corresponder poniendo en práctica mi palabra, porque cada palabra son tantos eslabones de gracia que salen de Mí, de los cuales hago don a la criatura, y si corresponde, estos eslabones los encadena a los otros ya adquiridos; si no, los regresa a su Creador, y no solo esto, sino que Yo solamente hablo cuando veo la capacidad de la criatura que puede recibir ese don, y correspondiéndome no sólo adquiere tantos eslabones de gracia, sino que adquiere también tantos eslabones de sabiduría divina, y si los veo encadenados con la correspondencia, me dispone a darle otros dones; pero si veo mis dones rechazados, me retiro guardando silencio”. Vol. 6 del 24 de Nov. 1903

 

La palabra de Dios es palabra fecunda que germina virtudes.

Continuando mi habitual estado, en cuanto ha venido el bendito Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, cuando la criatura obra el bien, parte de ella una luz que va al Creador, y esta luz da gloria al Creador de la luz, y embellece con una belleza divina al alma”.

 Después veía al confesor que tomaba el libro escrito por mí para leerlo, y junto estaba Nuestro Señor que decía:

 “Mi palabra es lluvia, y así como la lluvia fecunda la tierra, así la señal para saber si lo que está escrito en este libro es lluvia de mi palabra, es ver si es palabra fecunda que germina virtudes”. Vol. 6 del 12 de Dic. 1905

 

La palabra de Jesús es eterna. Jesús quiere al  sacerdote libre de las ataduras de la familia.                 El espíritu de los sacerdotes de estos tiempos es:  Espíritu de venganza, de odio, de interés, de sangre.

 Escuchando las dificultades de los sacerdotes, especialmente sobre el romper del todo la atadura de la familia, y que era imposible llevarlo a cabo en el modo como decía el bendito Jesús, y que si fuera verdad que Él así lo quiere, que le hablara al Papa, para que él que tiene autoridad pudiese ordenar a todos y ponerse a la cabeza de la obra, yo estaba diciéndole otra vez al bendito Jesús todo esto, y me lamentaba con Él diciendo: “Sumo amor mío, ¿no tenía yo razón al decirte que fueras a las cabezas para decirles a ellos estas cosas, en vez de decírmelas a mí, ignorante? ¿Qué puedo hacer yo?” Y mi siempre amable Jesús ha dicho:

 “Hija mía, escribe, no temas, Yo estoy contigo, mi palabra es eterna, y lo que no puede hacer de bien aquí, puede hacer bien en otra parte, lo que no se puede llevar a cabo en estos tiempos, se llevará a cabo en otros tiempos, pero así quiero al sacerdote, libre de la atadura de la familia. ¡Ah! tú no sabes cuál es el espíritu de los sacerdotes de estos tiempos, no es nada diferente del de los seglares, espíritu de venganza, de odio, de interés, de sangre. Ahora, debiendo vivir juntos, si uno gana más que el otro. y no deja su ganancia para bien de todos, quién se sentirá antepuesto, quién defraudado, quién humillado, creyendo que también él es bueno para hacer aquella ganancia, y por lo tanto aparecen las riñas, los rencores, los disgustos y llegarán aún a las manos. Te lo ha dicho tu Jesús y basta, este punto es necesario, es la columna, es el fundamento, es la vida, es el alimento de esta obra; si pudiese ir a los jefes Yo no habría insistido tanto. Además, mira un poco hija mía cómo son burdos e ignorantes en las cosas divinas, Yo no tengo su modo de pensar, que van buscando, humillándose y poniéndose a las órdenes de las dignidades, Yo al comunicarme a las almas no miro a las dignidades, ni si son obispos o papas, sino que miro si están despojados de todo y de todos, miro si en ellos, todo, todo es amor para Mí, miro si se hacen escrúpulo de volverse jefes aun de un solo respiro, de un latido, y encontrándolos todo amor, no miro si son ignorantes, bajos, pobres, despreciados y polvo; el mismo polvo lo convierto en oro, lo transformo en Mí, le comunico todo Mí mismo, le confío los más íntimos secretos míos, le doy parte en mis alegrías y en mis dolores, es más, viviendo en Mí en virtud del amor, no es de maravillar que estén al día de mi Voluntad sobre las almas y sobre mi Iglesia. Una es la vida de ellos Conmigo, uno el Querer y una es la luz con la cual ven la verdad según el punto de vista divino y no según el humano, y por eso Yo no tengo que trabajar en comunicarme a estas almas, y las elevo por encima de todas las dignidades”. Vol. 10  19 de enero de 1911

La palabra de Jesús es sol.

 En estos días pasados no había escrito nada de lo que Jesús me había dicho; sentía un desgano, y Jesús al venir me ha dicho:

 “Hija mía, ¿por qué no escribes?  Mi palabra es luz, y así como el sol resplandece en todos los ojos, de modo que todos tienen luz suficiente para todas sus necesidades, así cada palabra mía es más que un sol, que puede ser luz suficiente para iluminar cualquier mente y enfervorizar cualquier corazón.  Así que cada palabra mía es un sol que sale de Mí, que por ahora te sirve sólo a ti, pero escribiéndola servirá para otros; y tú no escribiéndola vienes a sofocar este sol en Mí, y a impedir el desahogo de mi amor y todo el bien que podría hacer un sol”.

 Y yo:  “¡Ah, Jesús mío!  ¿Quién irá a valorar las palabras que Tú me dictas?”

 Y Él:  “Esto no debe interesarte a ti, sino a Mí, y aunque no fueran valoradas, lo que no será, los tantos soles de mis palabras surgirán majestuosos, poniéndose para bien de todos; en cambio, si no las escribes impides que el sol surja, y harías tanto mal como uno que pudiera impedir que el sol surgiera sobre el cielo azul, ¿cuántos males no haría a la tierra?  Él a la naturaleza, y tú a las almas.  Además, es gloria del sol resplandecer majestuoso y tomar como en un puño la tierra y a todos con su luz, el mal es para quien no la aprovecha.  Así será del sol de mis palabras, será gloria mía el hacer surgir tantos diferentes soles encantadores y bellos por cuantas palabras digo, el mal será para quien no las aproveche”. Vol 12.- 27 de Dic, de 1918

 

Cuando Jesús quiere dar, pide.  Efectos de la bendición de Jesús.

 Estaba pensando cuando mi Jesús, para dar principio a su dolorosa Pasión, quiso ir con su Mamá a pedirle su bendición, y el bendito Jesús me ha dicho:

 “Hija mía, cuántas cosas dice este misterio, Yo quise ir a pedir la bendición a mi amada Mamá para darle ocasión de que también Ella me la pidiera a Mí.  Eran demasiados los dolores que debía soportar, y era justo que mi bendición la reforzara.  Es mi costumbre que cuando quiero dar, pido; y mi Mamá me comprendió inmediatamente, tan es verdad, que no me bendijo sino hasta que me pidió mi bendición, y después de haber sido bendecida por Mí, me bendijo Ella.  Pero esto no es todo, para crear el universo pronuncié un Fiat, y con ese solo Fiat reordené y embellecí cielo y tierra.  Al crear al hombre, mi aliento omnipotente le infundió la vida.  Al dar principio a mi Pasión, quise con mi palabra creadora y omnipotente bendecir a mi Mamá, pero no era sólo a Ella a quien bendecía, en mi Mamá veía a todas las criaturas, era Ella quien tenía el primado sobre todo, y en Ella bendecía a todas y a cada una, es más, bendecía cada pensamiento, palabra, acto, etc., bendecía cada cosa que debía servir a la criatura, al igual que cuando mi Fiat omnipotente creó el sol, y este sol sin disminuir ni en su luz ni en su calor continúa su carrera para todos y para cada uno de los mortales; así mi palabra creadora, bendiciendo quedaba en acto de bendecir siempre, siempre, sin cesar nunca de bendecir, como jamás cesará de dar su luz el sol a todas las criaturas.  Pero esto no es todo aún, con mi bendición quise renovar el valor de la Creación; quise llamar a mi Padre Celestial a bendecir para comunicar a la criatura la potencia; quise bendecirla a nombre mío y del Espíritu Santo para comunicarle la sabiduría y el amor, y así renovar la memoria, la inteligencia y la voluntad de la criatura, restableciéndola como soberana de todo.  Debes saber que al dar, quiero, y mi amada Mamá comprendió y súbito me bendijo, no sólo por Ella sino a nombre de todos.  ¡Oh! si todos pudieran ver esta mi bendición, la sentirían en el agua que beben, en el fuego que los calienta, en el alimento que toman, en el dolor que los aflige, en los gemidos de la oración, en los remordimientos de la culpa, en el abandono de las criaturas, en todo escucharían mi palabra creadora que les dice, pero desafortunadamente no escuchada:  “Te bendigo en el nombre del Padre, de Mí, Hijo, y del Espíritu Santo, te bendigo para ayudarte, te bendigo para defenderte, para perdonarte, para consolarte, te bendigo para hacerte santo.”  Y la criatura haría eco a mis bendiciones, bendiciéndome también ella en todo.

 Estos son los efectos de mi bendición, de la cual mi Iglesia, enseñada por Mí, me hace eco, y en casi todas las circunstancias, en la administración de los sacramentos y en otras ocasiones da su bendición”.  Vol. 12 del 28 de Nov. 1920.

 

Jesús encuentra reposo en las almas que viven en su Querer.

 Encontrándome en mi habitual estado, mi siempre amable Jesús se hacía ver en mis brazos, en actitud de tomar reposo, yo me lo he estrechado al corazón diciéndole:  “Amor mío, dime una palabra, ¿por qué callas?”

 Y Jesús:  “Querida hija mía, me es necesario el reposo después de haberte hablado tanto, quiero en ti los primeros efectos de mis palabras, tú trabaja haciendo lo que te he enseñado y Yo reposo, y cuando hayas puesto en práctica mis enseñanzas, Yo regresaré de nuevo a hablarte de cosas más altas y sublimes, para poder encontrar en ti un reposo más bello.  Y además, si no reposo en las almas que viven en mi Querer, ¿en quién podría esperar reposo?  Sólo las almas que viven en mi Querer son capaces de darme reposo; el vivir en mi Querer me forma la estancia, los actos hechos en mi Voluntad me forman el lecho, los actos repetidos y la constancia en repetirlos son los arrullos, la música y el opio para conciliar el sueño.  Pero mientras duermo Yo te vigilo, de modo que tu voluntad no es otra cosa que el desahogo de la mía, tus pensamientos el desahogo de mi Inteligencia, tu palabra el desahogo de la mía, tu corazón el desahogo de mi corazón; así que si bien no me oyes hablar, estás tan perdida en Mí que no quieres, ni piensas, ni haces sino lo que quiero y hago Yo.  Así que hasta en tanto vivas en mi Querer, puedes estar segura que todo lo que se desarrolla en ti, soy Yo”.  Vol. 13 del 21 de Mayo de 1913.

 

El Agricultor Celestial siembra su palabra.

 

 Continuando mi habitual estado, mi dulce Jesús vino pero sin decirme nada, todo taciturno y sumamente afligido, y le dije:

 “¿Qué tienes Jesús que no hablas?  Tú me eres vida, tu palabra me es alimento, y yo no puedo estar en ayunas, soy muy débil y siento la necesidad continua del alimento para crecer y mantenerme fuerte”.

 Y Jesús todo bondad me ha dicho:  “Hija mía, también Yo siento la necesidad de un alimento, y después de que te he alimentado con mi palabra, esa misma palabra masticada por ti, habiéndose convertido en sangre, germina el alimento para Mí, y si tú no puedes estar en ayunas, tampoco Yo quiero estar en ayunas, quiero la correspondencia del alimento que te he dado, y después volveré de nuevo a alimentarte.  Siento mucha hambre, pronto, quítame el hambre”.

 Yo he quedado confundida y no sabía qué darle, porque nunca he tenido nada, pero Jesús con sus dos manos tomaba mi latido, mi respiro, mis pensamientos, los afectos, los deseos, cambiados en tantos globitos de luz, y se los comía diciendo:

 “Esto es el fruto de mi palabra, es cosa mía, es justo que me los coma”.

 Entonces parecía que tomaba un poco de reposo, y después ha agregado”.

 “Hija mía, ahora conviene que me ponga de nuevo al trabajo, para trabajar el terreno de tu alma, para poder sembrar la semilla de mi palabra para alimentarte. 

Yo hago como el campesino cuando quiere sembrar su terreno, forma las zanjas, hace los surcos y después arroja la semilla en ellos, luego regresa a cubrir de tierra las zanjas y los surcos donde ha arrojado la semilla, para tenerla defendida y darle tiempo para hacerla germinar, para recogerla centuplicada para hacer de ella su alimento, pero debe estar atento a no ponerle mucha tierra, de otra manera sofocaría su semilla y la haría morir bajo tierra y él correría peligro de quedarse en ayunas.  Así hago Yo, preparo las zanjas, formo los surcos, ensancho la capacidad de su inteligencia para poder sembrar mi palabra divina, y así poder formar el alimento para Mí y para ella, después cubro las zanjas y los surcos de tierra, y esta tierra es la humildad, la nada, el aniquilamiento del alma, alguna pequeña debilidad o miseria, esto es tierra y es necesario que la tome de ella, porque a Mí me falta esta tierra y así cubro todo y espero con alegría mi cosecha.  Ahora, ¿quieres saber qué pasa cuando sobre mi semilla se pone mucha tierra?  Cuando el alma siente sus miserias, sus debilidades, su nada, y se aflige, piensa tanto en esto que pierde el tiempo y el enemigo se sirve de ello para arrojarla en la turbación, en la desconfianza y en el abatimiento; todo esto es tierra de más sobre mi semilla.  ¡Oh, cómo mi semilla se siente morir, cómo se le dificulta germinar bajo esta tierra!  Muchas veces estas almas cansan al Agricultor Celestial y él se retira.  ¡Oh! cuántas de estas almas hay”.

 Y yo:  “Amor mío, ¿soy yo una de esas?”

 Y Él:  “No, no, quien hace mi Voluntad no está sujeto a poder formar tierra para sofocar mi semilla, es más, muchas veces no se encuentra ni siquiera la humildad, sino solo su nada que produce poca tierra, y apenas una capa puedo poner sobre mi semilla, y el Sol de mi Voluntad la fecunda y pronto germina, y Yo hago grandes cosechas y regreso pronto para arrojar mi semilla, y puedes estar segura de esto, ¿no ves cómo vuelvo continuamente a sembrar nuevas semillas de verdad en tu alma?”  Vol. 14 Marzo 3 de 1922.

 

 

 

Las palabras de Jesús están llenas de verdad y de luz, y llevan consigo

la sustancia y la virtud de transmutar al alma en la misma verdad,

en la misma luz, y en el mismo bien que contienen.

 

 Estaba pensando en lo que está escrito y decía entre mí:  “¿Es realmente Jesús el que me habla, o bien es un juego del enemigo y de mi fantasía?”  Y Jesús al venir me ha dicho:

 

 “Hija mía, mis palabras están llenas de verdad y de luz, y llevan consigo la sustancia y la virtud de trasmutar al alma en la misma verdad, en la misma luz y en el mismo bien que contienen, de modo que el alma no sólo conoce la verdad, sino que siente en ella la sustancia de obrar según la verdad que ha conocido, además, mis verdades están llenas de belleza y de atractivos, de modo que el alma arrobada por su belleza se hace raptar por ellas. 

En Mí todo es orden, armonía y belleza, mira, creé el cielo y podía bastar él solo, pero no, lo quise adornar de estrellas, casi cubriéndolo de belleza para hacer que el ojo humano pudiera gozar más de las obras de su Creador; creé la tierra y la adorné con tantas plantas y flores; ninguna cosa creé que no tuviera su ornamento, y si esto es en el orden de las cosas creadas, mucho más en mis verdades que tienen su sede en mi Divinidad, que mientras parece que llegan al alma, son como rayos solares que mientras tocan y calientan la tierra, pero jamás se separan del centro del sol, y el alma queda tan enamorada de mis verdades que le resulta casi imposible, aun a costa de la propia vida, el no poner en práctica la verdad que ha conocido. 

En cambio cuando es el enemigo o especulaciones de la fantasía quienes quieren hablar de verdad, no llevan ni luz ni sustancia, ni belleza, ni aliciente, son verdades vacías, sin vida, y el alma no siente la gracia de sacrificarse para practicarlas, pero las verdades que te dice tu Jesús están llenas de vida y de todo lo que mis verdades contienen, ¿por qué dudas?”  VOL. 14 Marzo 7 de 1922

 

 

 

Efectos de la palabra y mirada de Jesús.  Jesús reprende

a Luisa por querer dejar ocultas estas verdades.

 

 Estaba pensando en mi dulce Jesús cuando fue presentado a Herodes, y decía entre mí:  “Cómo es posible que Jesús, tan bueno, no se haya dignado decirle una palabra, ni dirigirle una mirada.  ¿Quién sabe y a lo mejor aquel pérfido corazón, ante la potencia de la mirada de Jesús se hubiera convertido?”  Y Jesús haciéndose ver me ha dicho:

 “Hija mía, era tanta su perversidad e indisposición de ánimo, que no mereció que lo mirara y le dijera una palabra, y si lo hubiera hecho él se habría hecho más culpable, porque cada palabra mía o mirada son vínculos de más que se forman entre Yo y la criatura.  Cada palabra es una unión mayor, un mayor estrechamiento; y en cuanto el alma se siente mirada, la gracia comienza su trabajo.  Si la mirada o la palabra ha sido dulce, benigna, el alma dice:  ‘Cómo era bella, penetrante, suave, melodiosa, ¿cómo no amarlo?’  O bien si ha sido una mirada o palabra majestuosa, fulgurante de luz, dice:  ‘Qué majestad, qué grandeza, qué luz tan penetrante, cómo me siento pequeña, cómo soy miserable, cuántas tinieblas en mí ante esa luz tan fulgurante’.  Si te quisiera decir la potencia, la gracia, el bien que lleva mi palabra o mirada, cuántos libros te haría escribir.  Ahora, mira entonces cuántos bienes te he hecho al mirarte tantas veces, en tenerte Conmigo en familiares conversaciones, no han sido sólo palabras, sino discursos completos, por esto puedes comprender que las uniones entre tú y Yo, las relaciones, los vínculos, las estrechuras, son innumerables.  Yo he hecho contigo como un maestro, que con otros que quieren alguna indicación les dice sólo algunas palabras, pero con sus propios discípulos, queriendo hacer de ellos otros tantos maestros semejantes a él, se está con ellos todo el día, habla largamente, está siempre sobre ellos y ahora desarrolla un argumento, ahora una semejanza para hacerse comprender más, no los deja jamás solos por temor de que distrayéndose, hagan que el viento se lleve sus fatigas, y si es necesario quita horas a su reposo para educarlos; no ahorra nada, ni fatigas, ni cansancios, ni sudores para obtener su propósito, que sus discípulos se vuelvan maestros.  Así he hecho Yo contigo, nada he ahorrado, con los demás he tenido sólo algunas palabras, contigo discursos, largas lecciones, semejanzas, de noche, de día, a todas horas.  ¿Cuántas gracias no te he hecho?  ¿Cuánto amor, hasta no saber estar sin ti?  Es grande el designio que he hecho sobre ti, por eso mucho te he dado; ahora, tú en agradecimiento quisieras tener oculto en ti lo que te he dicho y dado, y por lo tanto no darme la gloria que con manifestarlo Yo habría tenido.  ¿Qué dirías tú de un discípulo que después de que el maestro ha llegado con tantas fatigas a hacerlo maestro, quisiera retener en sí la instrucción recibida, sin impartirla a los demás?  ¿No sería un ingrato, y un dolor para el maestro?  ¿Qué dirías del sol, que después de que le he dado tanta luz y calor no quisiera hacer descender esta luz y calor sobre la tierra?  ¿No le dirías al sol:  ‘Es cierto que eres bello, pero no haces bien en tenerla para ti, la tierra, las plantas, las generaciones humanas esperan tu luz, tu calor, los quieren para recibir la vida, la fecundidad; ¿por qué quieres privarnos de tanto bien?  Mucho más que con dárnoslas nada pierdes, al contrario, adquieres mayor gloria y todos te bendecirán”.  Tal eres tú, es más, más que sol, he puesto en ti tanta luz de verdad sobre mi Voluntad, que sería bastante más que sol para iluminar a todos y para hacer más bien que cuanto hace el sol a la tierra, y Yo y las generaciones esperamos que salga de ti esta luz, y tú piensas en cómo ocultarla y casi te afliges si personas autorizadas quieren ocuparse de hacerla salir.  No, no, no está bien”.

 Yo me sentía morir al oír a mi dulce Jesús, y mucho más me sentía culpable porque en estos días, habiéndose llevado un escrito mío, no han conseguido el intento que se proponían de hacerlo salir fuera, y yo he sentido una gran satisfacción por eso.  ¡Oh! cómo me sentía mal al oírme reprender tan duramente, y de corazón le pedía perdón.  Y Jesús para tranquilizarme me ha bendecido diciéndome:

 “Te perdono y te bendigo, pero serás más atenta y no lo harás más”.VOL. 14 Nov. 24 de 1922.

 

 

El silencio en lo que respecta a las verdades del Querer Divino forma

la tumba a estas verdades, mientras que la palabra forma su resurrección.

 

 Me sentía oprimida y con tal renuencia de abrir mi alma para manifestar lo que el bendito Jesús me dice, habría querido callar para siempre, a fin de que nada más se supiera, y me lamentaba con mi dulce Jesús diciéndole:  “¡Oh! si Tú me dijeras que no diga más nada a ninguno acerca de lo que pasa entre Tú y yo, de qué peso enorme me librarías, cómo estaría contenta.  ¿No ves mi gran repugnancia, el esfuerzo que necesito hacer?”  Pero mientras esto decía, mi siempre amable Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

 “Hija mía, ¿quisieras tú sepultar la luz, la gracia, la verdad y así preparar la tumba a tu Jesús?  El silencio acerca de todo lo que es verdad forma la sepultura de la verdad, mientras que la palabra forma la resurrección de la verdad, hace resurgir la luz, la gracia, el bien, mucho más porque la palabra sobre la verdad parte del Fiat Supremo.  La palabra tuvo su campo divino cuando en la Creación, con la palabra Fiat, hice salir fuera toda la Creación, podía haberla creado aún callando, pero quise servirme de la palabra Fiat para hacer que también la palabra tuviese el origen divino, que conteniendo la potencia creadora, quien se sirva de ella para manifestar lo que a Mí pertenece, tuviese la potencia de comunicar aquellas verdades a quien tiene la fortuna de escucharlas.  Para ti hay una razón más fuerte, porque siendo todo lo que Yo te digo, la mayor parte cosas que corresponden a mi Suprema Voluntad, no es solamente la palabra de origen, sino es propiamente aquel mismo Fiat, que saliendo de nuevo en campo como en la Creación quiere hacer conocer los inmensos bienes que contiene mi Querer, y comunica tal potencia sobre todo lo que te manifiesto acerca de Él, que es suficiente para poder formar la nueva Creación de mi Voluntad en las almas.  ¿Esto es lo bien que me quieres, que con tu callar quieres formar la tumba a mi Voluntad?”

 Yo he quedado espantada y más afligida que antes, y rogaba a Jesús que me diera la gracia de cumplir su Santísima Voluntad, y mi amado Jesús, como si me quisiera consolar ha salido de dentro de mi interior y estrechándome fuerte a su santísimo corazón me infundía nueva fuerza.  Mientras estaba en esto se ha abierto el Cielo y oía que todos en coro decían:  “Gloria Patri et Filii et Spiritui Sancto”.  Y no sé cómo, a mí me ha tocado responder:  “Sicut erat in principio et nunc et semper et in saecula saeculorum, amen”.  ¿Pero quién puede decir lo que sucedía?  En la palabra “Patri” se veía la Potencia creadora que corría por doquier, conservaba todo, daba vida a todo, el solo  hálito de ella bastaba para mantener íntegro, bello y siempre nuevo todo lo que había creado.  En la palabra “Filii” se veían todas las obras del Verbo, renovadas, ordenadas y todo en acto de llenar Cielo y tierra para darse a bien de las criaturas.  En la palabra “Spiritui Sancto” se veía investir todas las cosas de un amor hablante, obrante y vivificante; pero, ¿quién puede decirlo todo?  Mi pobre mente me la sentía inmersa en las bienaventuranzas eternas, y mi adorable Jesús queriéndome hacer volver en mí misma me ha dicho:

 “Hija mía, ¿sabes por qué te ha tocado a ti decir la segunda parte del Gloria?  Estando en ti mi Voluntad te convenía a ti llevar la tierra al Cielo, para dar a nombre de todos, junto con la corte celestial, aquella gloria que no tendrá jamás fin, por todos los siglos de los siglos.  Las cosas eternas que jamás tienen fin se encuentran sólo en mi Voluntad, y quien la posee se encuentra en comunicación con el Cielo, y lo que hacen en las regiones celestiales, ella toma parte en todo y se encuentra como en acto junto a los habitantes celestiales.” Vol. 19 Marzo 2 de 1926.

 

19-39

Julio 20, 1926

 

La palabra de Jesús es trabajo, su silencio es reposo.

El reposo de Jesús en medio de sus obras

 

 Continuaba sintiéndome toda abandonada en el Supremo Querer, mi siempre amable Jesús se hacía ver todo en silencio, en acto de mirar toda la Creación, todas sus obras, y mientras las miraba quedaba como raptado profundamente ante la magnificencia, santidad, multiplicidad y grandeza de sus obras, y yo junto con Jesús guardaba un profundo silencio al mirar sus obras, muchas cosas se comprendían, pero todo quedaba en el fondo de la inteligencia, sin palabras para poderlas decir.  ¡Cómo era bello estar junto con Jesús en un profundo silencio!  Después de esto mi amado bien, mi dulce vida me ha dicho:

 “Hija mía amadísima, tú debes saber que mi palabra es trabajo, mi silencio es reposo, y no solamente para Mí es trabajo mi palabra, sino también para ti, y es mi costumbre que después de haber trabajado quiero reposarme en medio de mis mismas obras, ellas son el lecho más blando en mi reposo, y como tú has escuchado mi palabra y has trabajado junto Conmigo, por eso junto Conmigo toma reposo.  Mira hija mía cómo es bella toda la Creación, fue la palabra de tu Jesús que con un Fiat la trabajó, ¿pero sabes tú cuál es mi encanto que me rapta? 

Tu pequeño ‘te amo’ sobre cada una de las cosas creadas; con este tu pequeño ‘te amo’ impreso sobre cada una de ellas, todas me hablan de tu amor, me hablan de mi recién nacida de mi Voluntad, escucho el eco armonioso de toda la Creación que me habla de ti; ¡oh! cómo me rapta, cómo estoy contento al ver que mi Fiat en la Creación y aquél que te he enseñado se dan la mano, se entrelazan juntos y cumpliendo mi Voluntad me dan reposo.  Pero no estoy contento con reposarme solo, quiero junto Conmigo a aquélla que me da reposo, a fin de que ella tome reposo y gocemos juntos los frutos de nuestro trabajo.

  Mira, ¿no te parece más bella toda la Creación y todas las obras de mi Redención con tu ‘te amo’, con tu adoración y con tu voluntad fundida en la mía, que hace vida en medio a las esferas celestes? 

Así que no hay más soledad ni aquel silencio sepulcral que había antes en las esferas celestiales y en todas mis obras, sino que está la pequeña hija de mi Querer que hace compañía, que hace oír su voz, que ama, que adora, que reza, y que manteniendo sus derechos dados a ella por mi Voluntad, posee todo, y cuando hay quien posee no hay más soledad ni silencio de tumba.  He aquí por qué después de haberte hablado mucho hago silencio, es el reposo que se requiere para Mí y para ti, para después poder reemprender de nuevo el hablarte y así continuar mi y tu trabajo. 

Pero mientras reposo contemplo todas mis obras, mi amor surge en Mí y reflejándose en Mí mismo y complaciéndome, concibo en Mí otras imágenes mías similares a Mí, y mi Voluntad las pone fuera como triunfo de mi amor y como generación predilecta de mi Fiat Supremo, así que en mi reposo genero los hijos a mi Voluntad, todos similares a Mí, y en mi palabra los doy a luz y les doy el desarrollo, la belleza, la altura, por eso mi palabra los va formando dignos hijos del Fiat Supremo.  Por eso hija mía, cada palabra mía es un don que te hago, y si te llamo al reposo es para que tú contemples mi don, y complaciéndote y amándolo hagas surgir de ti otros dones similares a aquellos que te he dado, y poniéndolos fuera formarán junto la generación de los hijos del Fiat Supremo, ¡oh, cómo estaremos contentos!” Vol. 19 de Julio 20 1926

 

 

 

Jesús cuando habla dona el bien que encierra su palabra.  En el

Divino Querer no habrá esclavos, ni rebeldes, ni leyes, ni mandatos.

 

(1) Estaba pensando en cuánta potencia, cuántos bienes están encerrados en el Santo Querer Divino, en cómo en Él todo es paz, todo es felicidad, en cómo no se tiene necesidad de ordenes para obrar, sino que la propia naturaleza siente en sí tal fuerza hacia el bien, que no puede hacer menos que hacerlo.  Qué felicidad sentirse convertida en bien, en santidad, en fuerza, a la propia naturaleza, así que en el reino del Querer Supremo no habrá leyes, sino que todo será amor y la naturaleza convertida en ley divina, de modo que por sí misma querrá hacer lo que el Fiat Supremo quiere que haga.  Ahora, mientras esto pensaba, mi siempre amable Jesús con su acostumbrada luz que hacía salir de su inteligencia me ha dicho:

(2) “Hija mía, todo lo que te he dicho acerca de mi Voluntad han sido dones que te he hecho.  El conocimiento no basta si no se posee el bien que contiene el mismo conocimiento, si esto no fuese así te volvería infeliz, porque conocer un bien y no poseerlo es siempre un dolor.  Mucho más que Yo no sé hacer las cosas a la mitad, sino completas, por eso primero dispongo al alma, ensancho su capacidad y después dono el conocimiento junto con el bien que contiene, y como los conocimientos sobre mi Voluntad son divinos, he aquí por qué la naturaleza queda dotada con la semejanza de la Naturaleza Divina, y entonces, siendo más que hija no espera la orden, sino que se siente honrada de hacer, sin habérselo dicho, lo que quiere el Padre.  Las leyes, las ordenes, son para los siervos, para los esclavos, para los rebeldes, pero en el reino del Fiat Supremo no habrá siervos, ni esclavos, ni rebeldes, sino que será una misma la Voluntad de Dios y de la criatura, y por eso una será la Vida.  Y es también esta la razón por la que tanto y tantas cosas estoy diciendo acerca de mi Voluntad, para abundar en los dones, no sólo para ti, sino para quien quiera venir a vivir en mi Reino, a fin de que nada le falte, de nada tenga necesidad, sino que posea en sí mismo la fuente de los bienes.  No obraría como el Dios que soy, grande, potente, rico, magnánimo, si debiendo constituir el Reino de mi Voluntad no dotase a aquellos que deben vivir en Él con las prerrogativas y cualidades que posee mi misma Voluntad.  Es más, tú debes saber que como todas las cosas han salido de aquel acto único de Dios, así todo debe regresar en aquel acto único que no tiene sucesión de actos, y sólo puede regresar en este acto único, quien deja todo para vivir sólo de mi Voluntad, porque el alma viviendo en Ella, todo lo que hace se convierte en luz, y naturalmente sus actos quedan incorporados y ensimismados en la luz eterna del Sol de mi Voluntad, y por eso, como consecuencia, se vuelven un acto solo con el único acto de Ella.  En cambio, en quien obra fuera de Ella, se ve la materia que contiene la obra, no luz, y por eso no pueden incorporarse con la luz del acto único de Dios, por lo tanto pronto se verá que no es cosa nuestra, que no nos pertenece, por eso, todo lo que no sea hecho en virtud del Fiat Divino no será reconocido por Dios.  Supón que tú quisieras unir luz y tinieblas, cobre y oro, piedras y tierra, ¿no se distinguiría con claridad la luz de las tinieblas, el cobre del oro, las piedras de la tierra?  Y esto a causa de que son materias distintas una de la otra, pero si unieras juntas luz a luz, tinieblas a tinieblas, oro a oro, no sabrías distinguir ni separar la luz de antes de la luz de después, las tinieblas de antes a las de después, la masa de oro de antes a la de después, así es de mi Voluntad, lo que Ella misma hace en la criatura es luz, por lo tanto no es maravilla que quede incorporada al acto único de su Eterna luz.  Por eso, gracia más grande no podría hacer en estos tiempos tan borrascosos y de carrera vertiginosa en el mal, que hacer conocer que quiero dar el gran don del Reino del Fiat Supremo, y como confirmación de esto lo estoy preparando en ti con tantos conocimientos y dones, a fin de que nada falte al triunfo de mi Voluntad.  Por eso está atenta al depósito de este Reino que hago en ti”.

(3) Después de esto estaba pensativa porque me había sido impuesto por la santa obediencia el no dejar de escribir ni siquiera una palabra que mi dulce Jesús me pudiese decir, mientras que yo soy muy fácil para omitir algunas cosas, porque estoy convencida de que ciertas cosas íntimas, ciertos desahogos que Jesús hace a mi pequeña alma, no es necesario ponerlos sobre el papel, sino que deben quedar en el secreto del corazón.  Entonces rogaba que me diese la gracia de no faltar a la obediencia, y Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

(4) “Hija mía, si quien te guía y te dirige te da esta obediencia, significa que ha entendido que soy Yo quien te habla y el valor que contiene aun una sola palabra mía.  Mi palabra es luz y está llena de vida, por lo tanto quien posee la vida la puede dar, mucho más que mi palabra contiene la fuerza creadora, por eso una sola palabra mía puede crear innumerables vidas de gracia, vidas de amor, vidas de luz, Vida de mi Voluntad en las almas.  Tú misma no podrás comprender el largo camino que puede hacer una sola palabra mía, quien tiene oído la escuchará, quien tiene corazón quedará herido por ella.  Por eso quien te guía tiene razón en darte esta obediencia.  ¡Ah, tú no sabes cómo lo asisto y estoy en torno a él mientras lee mis y tus escritos sobre mi Voluntad, para hacerle comprender toda la fuerza de las verdades y del gran bien que hay en ellas; y él gira en torno a mi Voluntad, y en virtud de la luz que siente, te da esta obediencia.  Por eso sé atenta y Yo te ayudaré y te facilitaré lo que a ti te parece difícil.  Tú debes saber que mi corazón está dilatado, sufre y suspira porque quiero hacer conocer el reino del Fiat Supremo, los grandes bienes que hay en Él, y el gran bien que recibirán aquellos que lo poseerán.  Es propiamente en mi corazón que lo tengo y me lo siento explotar, porque quiero ponerlo fuera.  ¿No quieres darme tú ese alivio a fin de que mi corazón, poniéndolo fuera se alivie y no tenga que sufrir más, ni suspirar con suspiros dolientes?  Y esto lo harás haciendo conocer lo que te manifiesto acerca de mi Voluntad, porque cuando haces esto me das el campo para abrir los caminos para preparar el lugar donde debo poner el Reino de mi Voluntad; y si tú no manifiestas lo que te digo, me cierras estos caminos y mi corazón se inflama de más.  Por eso déjame hacer, y tú sígueme y no pienses en ello”. Vol. 19 de Sep. 9 1926

 

 

Jesús le pide a Luisa que escriba.  Cómo su palabra es felicidad. Quien vive en el Querer Divino es visto como uno de la Patria Celestial.  Reza junto con toda la Creación y Jesús le promete que todo le será concedido.

 

Continúo con fiebre, escribo con tal trabajo que había decidido no escribir más hasta que me encontrara en condición de poder escribir con menos dificultad, también para escribir más extensamente lo que el bendito Jesús manifiesta a su pequeña hija, porque estando la fatiga trato de abreviar cuanto más puedo.  Ahora, mientras que ya no pensaba que debía escribir después de mi decisión, mi siempre amable Jesús se ha movido en mi interior y como rogándome me ha dicho:

“Hija mía, escribe un poco, me contento con poco, pero no nada, cuando puedas escribirás más extensamente, y en lo poco que escribas ahora te ayudaré Yo, no te dejaré sola y cuando vea que no puedes seguir adelante, Yo mismo te diré basta, porque te amo mucho y también a tu naturaleza, porque también ella es mía y no quiero que te fatigues por encima de tus fuerzas, pero no me quites este gusto de mantener la siempre nueva correspondencia de escribir lo que te quiero decir.  Tú sabes que no hay para Mí en todo el mundo un lugar donde pueda participar mis felicidades y recibir la correspondencia, así que el punto de mi felicidad en el mundo eres tú, y esta mi felicidad viene formada por mi hablar, cuando Yo puedo hablar con una criatura, hacerme entender, para Mí es felicidad, y felicidad plena, sobreabundante, para quien me escucha; mucho más que hablando contigo, estando tú en mi Querer, Yo te hablo en mi misma Voluntad, no fuera de Ella, y estoy seguro que soy comprendido, mucho más que hablándote de mi Querer siento en ti la felicidad de mi reino, el eco de la felicidad de la patria celestial.  ¿Sabes hija mía cómo sucedería si no escribieras?  Como Yo te tengo en el Fiat Supremo te veo como una de mi patria celestial, ¿y qué dirías tú si una que vive ya en el Cielo no quisiera recibir mis nuevas alegrías que naturalmente salen de mi seno para hacer felices a todos los bienaventurados, porque en Mí es naturaleza dar siempre nuevas bienaventuranzas?  Esta tal sería un estorbo a mi felicidad, me encerraría en mi seno las alegrías que quiero hacer salir; así sucedería de ti, serías un obstáculo a mi felicidad, a las alegrías siempre nuevas que posee mi Voluntad; mucho más que Yo me siento más feliz cuando hago más feliz a la pequeña hija de mi Querer, que sólo por nuestra causa, no por otra cosa, se encuentra en el bajo exilio para darnos el campo de formar nuestro reino en medio de las criaturas y de reintegrarnos los derechos y la gloria de la obra de toda la Creación.  ¿Crees tú que mi corazón puede tolerar no hacer feliz a mi pequeña hija?  No, no, para Mí sería la pena más grande; ¿no es tal vez para ti la felicidad más grande mi palabra?”

Y yo:  “Cierto, oh Jesús, y si supieras cómo me vuelves infeliz cuando me privas, cómo siento el vacío de una felicidad sin fin, que ninguna otra cosa, por cuán bella y buena podrá suplir.”

Y Jesús:  “Por eso hija mía, mi palabra, mientras te hace feliz a ti, no quiero que quede en el vacío de ti sola mi felicidad, sino que quiero que sirva para establecer mi reino, y por eso como confirmación de mi palabra y de mi felicidad que sale de Mí, quiero que se escriba sobre el papel, también como confirmación de nuestra correspondencia.”

Después de esto me he puesto a rezar, llevando delante a la Majestad Suprema toda la Creación junto conmigo, esto es:  el cielo, las estrellas, el sol, el mar, en suma todo, a fin de que mi oración fuese animada por todos los actos que ejercita el Fiat Supremo en toda la Creación.  Mi dulce Jesús se puso junto a mí, apoyando su cabeza junto a la mía, poniéndome el brazo al cuello como para sostenerme, y yo le decía:  “Amor mío Jesús, no soy yo sola quien te rezo, sino junto conmigo está tu Voluntad obrante en toda la Creación que pide que venga tu reino, Ella misma quiere sus derechos enteros y completos sobre todos y todo, y sólo con venir el reino del Fiat Supremo a la tierra todos sus derechos le serán devueltos.  Escucha, oh Jesús, cómo es conmovedora la voz de tu Fiat en todo el azul del cielo, cómo es elocuente en el sol, cómo es atrayente y fuerte en el mar, por todas partes se oye resonar tu Fiat que quiere los derechos de su reino.  ¡Ah! escucha a tu mismo Fiat, escucha a tu pequeña hija que haciendo suyos todos los actos de Él, te pide, te suplica que venga tu reino, y que si bien recién nacida apenas, como soy, también yo quiero mis derechos, ¿y sabes, oh Jesús, cuáles son?  Que a tu Voluntad yo le devuelva toda la gloria, el honor, como si ninguno la hubiese ofendido, como si todos la hubiesen cumplido, adorado y amado, si soy su hija quiero que sus derechos le sean devueltos, y quiero también que a mi primer padre Adán le sean devueltos el honor como si no se hubiese sustraído de tu Voluntad.”  Y mi dulcísimo Jesús, todo conmovido me ha dicho:

“A mi pequeña hija que toma tan a pecho los derechos de mi Fiat Divino y que se sirve de su mismo poder para abrirse camino en mi corazón, todo le será concedido.  ¿Cómo no contentarte hija mía?  A ti todo te será dado, es más, remediaremos juntos lo que se refiere a mi Voluntad y lo que respecta a las criaturas, ¿no estás contenta?  Mira hija mía, desde que mi Voluntad salió en campo en la Creación, ha estado siempre firme e irremovible en hacer el bien, a pesar de tantas inconstancias y ofensas de las criaturas, Ella triunfando sobre todo ha hecho su curso de siempre, siempre beneficiar.  Mira, para hacer resurgir a la criatura en la firmeza, en el bien perenne, en la irremovilidad de mi Querer, quiero establecer mi reino en medio de ellas.  Ve entonces en qué punto te he puesto, en la firmeza e irremovilidad del Fiat para poderte hacer distender en Él este mi reino, y así como mi Querer triunfa sobre todo con su firmeza, así tú con su firmeza y en la irremovilidad de sus actos triunfarás sobre todo y reordenarás el orden divino entre las dos voluntades, y la Divina Voluntad será reintegrada en su gloria y la humana se pondrá nuevamente en el orden establecido por Dios.”

Después de escribir esto, pensaba entre mí que no era necesario lo que está escrito arriba, mucho más que continuando la fiebre escribo con trabajo y sólo escribo un poco para contentar a Jesús.  Y mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me ha dicho:

“Hija mía, el alma para vivir en mi Voluntad debe subir, y para subir a Ella debe dejar lo que a mi Voluntad no pertenece, debe dejar sus míseros harapos, sus costumbres vulgares, sus alimentos viles, sus miserias, todo debe dejar para servirse de vestiduras reales, de costumbres divinas, de alimentos preciosos y substanciosos, de riquezas infinitas, en suma de todo lo que pertenece a mi Voluntad; lo que has escrito por ahora te sirve a ti, sirve al reino del Fiat Supremo, después será norma para quien debe vivir en él, así como también deben servirse de todos los actos obrantes de mi Voluntad para mantenerse en los confines de mi reino.  Por eso lo que a ti no te parece necesario, es necesario para la formación de mi reino Supremo.” Vol. 20 Enero 13 de 1927.

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