La Pureza en el padecer y el obrar por el solo fin de agradar a Jesús llena de Luz.

Imagen de Esperanza Melara

 

La pureza en el obrar es luz. Vol. 3, 25 de Abril 1900

Encontrándome fuera de mí misma y no encontrando a mi dulce Jesús, tuve que girar mucho para ir en busca de Él. Al final lo he encontrado en brazos de la Reina Mamá tomando la leche de sus pechos, y por cuanto yo le decía y hacía, parecía que no me prestaba atención, es más, ni siquiera me miraba. ¿Quién puede decir la pena de mi pobre corazón al ver que Jesús no me hacía caso? Después de haber dado rienda suelta a las lágrimas, teniendo compasión de mí ha venido entre mis brazos y ha derramado en mi boca un poco de esa leche que había chupado de la Mamá Reina.

 

Después de esto he mirado su pecho, y tenía una pequeña perla, tan resplandeciente que investía de luz la Humanidad Santísima de Nuestro Señor. Entonces, queriendo saber el significado le he preguntado a Jesús qué cosa era esa perla, que mientras parecía tan pequeña expandía tanta luz. Y Jesús:

“Es la pureza de tu sufrir. Porque aunque es pequeño, pero como sufres sólo por amor mío y estarías dispuesta a sufrir más si Yo te lo concediera, esta es la causa de tanta luz. Hija mía, la pureza en el obrar es tan grande, que quien obra con el único fin de agradarme a Mí solo, no hace otra cosa que mandar luz en todo su obrar. Quien no obra rectamente, aun el bien, no hace otra cosa que esparcir tinieblas.”

Entonces he visto en el pecho de Nuestro Señor que tenía un espejo tersísimo y parecía que quien caminaba rectamente quedaba todo absorbido en ese espejo, quien no, quedaba fuera, sin que pudieran recibir ninguna marca de la imagen del bendito Jesús. ¡Ah Señor! tenme toda absorbida en este espejo divino a fin de que ninguna otra sombra de intención tenga yo en mi obrar. 

 

Etiqueta: