Algunos Capítulos sobre la "ETERNIDAD"

Imagen de Mariu

 

El abandono en Dios forma las alas para volar en

el ámbito de la Eternidad.  Qué es la Eternidad.

 

 Me sentía muy oprimida por la privación de mi dulce Jesús, y por otras razones que no es necesario escribir aquí, y mi amado Jesús moviéndose en mi interior y estrechándome a Él para darme fuerza, pues me sentía sucumbir, me ha dicho:

 “Hija mía, mi Voluntad es vida y movimiento de todo, ¿pero sabes tú quién sigue su movimiento y toma el vuelo en mi Eterno Querer, de manera que gira como gira Él en el ámbito de la eternidad y se encuentra donde Él se encuentra y hace lo que Él hace?  El alma del todo abandonada en mi Santa Voluntad; el abandono son las alas para volar junto con mi Querer, en cuanto cesa el abandono así pierde el vuelo y quedan destruidas las alas. 

Así que todos sienten el movimiento, la Vida de mi Voluntad, pero se quedan en el punto donde están, porque no hay movimiento que no parta de Mí, pero sólo quien tiene las alas del abandono en Mí, hace el mismo camino de mi Voluntad, sobrevuela sobre todo, sea en el Cielo o en la tierra, entra en el ámbito de la eternidad y gira en medio de las Tres Divinas Personas, penetra en los más íntimos lugares de Ellas, está al día de sus secretos y de sus bienaventuranzas. 

Sucede como a una máquina, donde en medio está la primera rueda y en torno a ella otras muchas pequeñas ruedecillas que son fijas; en cuanto se mueve la primera rueda todas las demás reciben el movimiento, pero nunca llegan a tocar a la primera rueda, ni saben nada de lo que ella hace ni de los bienes que contiene; en cambio otra pequeña ruedita que no esté fija, y que por medio de un mecanismo gire siempre por todas las ruedecillas para encontrarse en cada movimiento de la primera rueda, para hacer de nuevo su giro, esta ruedecilla girante sabe lo que hay en la primera rueda y toma parte en los bienes que ella contiene. 

Ahora, la primera rueda es mi Voluntad, las ruedecillas fijas son las almas abandonadas a sí mismas, lo que las vuelve inmóviles en el bien; la ruedecilla girante es el alma que vive en mi Voluntad, el mecanismo es el abandono todo en Mí, así que cada falta de abandono en Mí es un giro que pierdes en el ámbito de la Eternidad.  ¡Si supieras qué significa perder un giro eterno!”

 Yo al oír esto he dicho:  “¿Pero dime Amor mío, qué significa eternidad y qué cosa es este giro eterno?”

 Y Jesús ha agregado:  “Hija mía, la eternidad es un círculo inmenso, donde no se puede conocer ni dónde empieza ni dónde termina; en este círculo se encuentra Dios, sin principio y sin fin, donde posee felicidad, bienaventuranzas, alegrías, riquezas, belleza, etc., infinitas. 

En cada movimiento divino, que no cesa jamás, hace salir de este círculo de la eternidad nuevas felicidades, nuevas bellezas, nuevas bienaventuranzas, etc., pero esto nuevo es un acto jamás interrumpido; pero uno no es parecido al otro, distintos entre ellos, nuestros contentos son siempre nuevos; son tales y tantas nuestras bienaventuranzas, que mientras gozamos una, otra nos sorprende, y esto siempre y jamás terminan, son eternas, inmensas como Nosotros, y lo que es eterno tiene virtud de hacer surgir cosas siempre nuevas; lo antiguo, las cosas repetidas no existen en lo que es eterno.

  ¿Pero sabes tú quién toma más parte en el Cielo de lo nuevo que jamás se agota?  Quien más haya practicado el bien en la tierra, este bien será como el germen que le dará el conocimiento de nuestras bienaventuranzas, alegrías, bellezas, amor, bondad, etc., y según el bien que el alma haya practicado en la tierra, que tenga alguna armonía con nuestras variadas bienaventuranzas, así se acercará a Nosotros y a grandes sorbos se llenará de aquella bienaventuranza de la cual contenga el germen, hasta desbordarse fuera. 

De todo lo que contiene el círculo de la eternidad tomaran parte; en cambio de los gérmenes adquiridos en la tierra, de ellos serán colmados.  Sucederá como a uno que haya aprendido música, un trabajo, una ciencia; sonando la música, muchos escuchan y gozan, pero, ¿quién entiende?  ¿Quién siente penetrarle en la inteligencia y descenderle en el corazón todas aquellas notas de gozo o de dolor?  ¿Quién se siente como lleno y ve en acto las escenas que la música expresa?  Quien ha estudiado, quien se ha fatigado por aprenderla, los demás gozan pero no entienden, su gozo está sólo en la percepción del oído, pero todo su interior queda en ayunas; así también quien ha aprendido las ciencias, ¿quién goza más, uno que ha estudiado, que ha consumido su inteligencia en los libros, en tantas cosas científicas, o bien quien sólo las ha mirado?  Cierto, quien ha estudiado puede hacer ganancias justas, puede ocupar diversos puestos, en cambio el otro puede gozar con la sola vista si ve cosas que pertenecen a las ciencias; así de todas las demás cosas.  Si esto sucede en la tierra, mucho más en el Cielo, donde la justicia pesa con la balanza del amor cada pequeño acto bueno hecho por la criatura, y pone sobre ese acto bueno una felicidad, una alegría, una belleza interminables.

 Ahora, ¿qué será del alma que habrá vivido en mi Querer, donde todos sus actos quedan con un germen eterno y divino?  El círculo de la eternidad se verterá de tal forma en ella, que toda la Jerusalén Celestial quedará sorprendida y harán nuevas fiestas y recibirán nueva gloria”.Vol. 16 del 2 de Febrero de 1924.

 

 

 

El mal de no hacer la Divina Voluntad es irreparable.  Así como la

Divina Voluntad es el equilibrio de los atributos de Dios, así debería

ser el equilibrio de los atributos del hombre.

 

(1) Mi pobre mente me la sentía sumergida en la Santísima Voluntad de Dios.  ¡Oh, cómo habría querido que ni siquiera un respiro, un latido, un movimiento hiciera yo fuera del Querer Supremo!  Me parecía que todo lo que se hace fuera de la Voluntad de Dios nos hace perder nueva belleza, nueva gracia y luz, y nos pone como en desemejanza con nuestro Creador, mientras que Jesús quiere que en todo nos semejemos a nuestro Supremo Creador.  ¿Y en qué otro modo más fácil podemos semejarnos, que recibir en nosotros la Vida continua de su Santísima Voluntad?  Ella nos trae los reflejos, los lineamientos de nuestro Padre Celestial, nos mantiene íntegra la finalidad de la Creación, nos circunda en modo de conservarnos bellos y santos tal como Dios nos creó, y nos da aquello siempre nuevo de belleza, de luz, de amor jamás interrumpido que sólo en Dios se encuentra.  Ahora, mientras mi mente se perdía en el Querer Eterno, mi dulce Jesús, estrechándome a Él, con voz audible me ha dicho:

(2) “Hija mía, no hay cosa que pueda igualar el gran mal de no hacer mi Voluntad, no hay bien que pueda igualarlo, no hay virtud que pueda hacerle frente, así que el bien que se pierde con no hacer mi Voluntad es irreparable, y sólo con volver de nuevo en Ella puede encontrar remedio, y ser restituidos los bienes que nuestra Voluntad había establecido dar a la criatura.  En vano se ilusionan las criaturas con hacer otras obras, virtudes, sacrificios, pues si no son partos de mi Voluntad y hechos sólo para cumplirla, no son reconocidas por Mí; mucho más porque está establecido el dar la gracia, los auxilios, la luz, los bienes y el justo premio a quien obra para cumplir mi Voluntad. 

Además, mi Voluntad es eterna, no tiene principio ni tendrá fin, ¿y quién puede calcular un acto hecho en mi Voluntad, sin principio y sin fin?  Ese acto queda circundado, lleno de bienes sin fin; tal cual es mi Voluntad, tal hace el acto.  En cambio las virtudes, las obras y sacrificios sin mi Voluntad, tienen un principio, como también un fin; ¿qué gran cosa de premio pueden recibir cosas sujetas a perecer?  Además de esto, mi Voluntad es el equilibrio de mis atributos:  Si mi potencia no tuviera esta Voluntad Santa, se manifestaría en tiranía hacia quien tanto me ofende, en cambio equilibrando mi potencia, me hace derramar gracias donde debería derramar furor y destrucción. 

Mi sabiduría, si no fuera por mi Voluntad que le da vida siempre nueva, no manifestaría tanto arte y maestría en nuestras obras.  Nuestra belleza sería descolorida y sin atractivo si no fuera sostenida por esta Voluntad eterna.  La Misericordia se convertiría en debilidad si no estuviera equilibrada por mi Voluntad, y así de todo el resto de nuestros atributos. 

Ahora, nuestra Paterna Bondad tiene tanto amor hacia las criaturas, que ha establecido el equilibrio del hombre en nuestra Voluntad; era justo que habiendo salido este hombre de la Voluntad Suprema, Ella se hiciera vida que mantuviera el equilibrio a todo el obrar del hombre, dándole la semejanza de su Creador, así que se debía ver en él tal dignidad, majestad, orden en el obrar, para reconocerlo como parto de su Creador.  Entonces, también por el obrar se puede ver si está el equilibrio de mi Voluntad, o bien el de la humana. 

Esta es la causa de tantas obras, tal vez aun buenas, pero que no se ve el equilibrio, el régimen, el orden, porque falta la ejecución de mi Voluntad, y por eso en vez de admirarse son de lamentarse, y en lugar de dar luz dan tinieblas.  Si todo el bien viene de mi Voluntad, sin Ella son bienes aparentes, sin vida, y tal vez aún venenosos, que envenenan a quienes toman parte”. Vol. 17 del 11 de Junio de 1925.

 

 

Jesús la llama la pequeña recién nacida para hacer que renazca

siempre en su Santo Querer a nueva belleza, a nueva santidad,

a nueva luz, a nueva semejanza con su Creador.

 

 Amor mío y vida mía, Jesús, ven Tú en ayuda de mi debilidad y de mi renuencia a escribir, más bien haz que venga a escribir tu misma Voluntad, a fin de que nada ponga de lo mío, sino solamente lo que Tú quieres que escriba, y Tú, Mamá mía y Madre Celestial de la Divina Voluntad, ven a llevarme la mano mientras escribo, dame las palabras, facilítame los conceptos que Jesús pone en mi mente, a fin de que pueda escribir dignamente acerca de la Santísima Voluntad, de modo de volver contento a mi dulce Jesús.

 Estaba pensando entre mí:  “¿Por qué Jesús bendito me llama frecuentemente la pequeña recién nacida de su Santísima Voluntad?  Tal vez porque soy mala aún, y no habiendo dado un solo paso en su Voluntad, con razón me llama recién nacida apenas”.  Ahora, mientras esto pensaba, mi adorable Jesús me ha puesto los brazos al cuello y estrechándome fuerte a su corazón me ha dicho:

 “A mi pequeña recién nacida de mi Voluntad nada quiero negarle; ¿quieres saber por qué te llamo la pequeña recién nacida?  Recién nacida significa estar en acto de nacer, y como tú debes renacer en cada acto tuyo en mi Querer, y no sólo eso, sino que mi Voluntad para rehacerse de todas las oposiciones de las voluntades humanas quiere llamarte en mi Querer a hacerte renacer tantas veces por cuantas veces las voluntades humanas se han opuesto a la suya, por eso es necesario conservarte siempre recién nacida.

Quien está en acto de nacer es fácil hacerla renacer cuantas veces se quiera y conservarla sin el crecimiento de la voluntad humana, pero cuando el alma crece, resulta más difícil conservarla sin la vida del propio yo.  Pero esto no es todo, a la recién nacida de mi Voluntad era necesario, conveniente, decoroso, para ella y para nuestra misma Voluntad, que se uniera a aquel acto único del Eterno, que no tiene sucesión de actos, y así como este acto único da al Ser Divino toda la grandeza, la magnificencia, la inmensidad, la eternidad, la potencia, en suma, encierra todo para poder hacer salir de este acto único todo lo que quiere, así nuestra pequeña recién nacida en nuestra Voluntad, uniéndose con el acto único del Eterno, debía hacer siempre un solo acto, esto es, estar siempre en acto continuo de nacer, hacer siempre un solo acto: 

‘Nuestra Voluntad’.  Y mientras hace un solo acto, renacer continuamente, pero, ¿a qué cosa renacer?  A nueva belleza, a nueva santidad, a nueva luz, a nueva semejanza con su Creador; y conforme tú renaces en nuestro Querer, así la Divinidad se siente correspondida en la finalidad por la que puso fuera a la Creación, y se siente regresar las alegrías y la felicidad que debía darle la criatura, y estrechándote al seno divino te colma de alegría y de gracias infinitas, y te manifiesta otros conocimientos sobre nuestra Voluntad, y no dándote tiempo te hace renacer de nuevo en nuestro Querer.  Además de esto, estos nacimientos continuos te hacen morir continuamente a tu voluntad, a tus debilidades, a las miserias, a todo lo que no pertenece a nuestro Querer. 

¡Cómo es bella la suerte de mi pequeña recién nacida!  ¿No estás contenta? Mira, también Yo nací una vez, pero aquel nacimiento me hace nacer continuamente, renazco en cada hostia consagrada, renazco cada vez que la criatura regresa a mi Gracia; el primer nacimiento me dio el campo para hacerme renacer siempre.

  Así son las obras divinas, hechas una vez queda el acto continuado sin terminar jamás.  Así será de mi pequeña recién nacida en mi Querer, nacida una vez, permanecerá el acto del nacimiento continuo, por eso estoy tan atento a que no entre en ti tu querer, te circundo de tanta gracia para hacer que tú nazcas siempre en mi Querer y mi Querer renazca en ti”. Vol. 19 del 23 de Febrero de 1926

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