La Divina Voluntad ha tomado parte en todos los actos obrados por los santos. El ofrecer el sacrificio de los santos duplica la gloria.
Continuaba mis actos en la Divina Voluntad, e iba ofreciendo los sacrificios que hicieron los santos del antiguo testamento, los de mi Mamá Celestial, todos los sacrificios de mi amado Jesús, y así uno a uno de todo el resto.
El Divino Querer me los ponía todos en orden ante mi mente, y yo los iba ofreciendo como el más bello homenaje a mi Creador. Pero mientras esto hacía, mi dulce Jesús moviéndose en mi interior me dijo:
“Hija mía, no hay cosa sufrida y obrada por todos los santos de la historia del mundo, en que mi Voluntad no haya tomado parte, haciéndose actora y concurrente de fuerza, de ayuda, de sostén en aquel sacrificio u obra que hayan hecho.
Ahora el alma, ofreciéndolos a Dios como homenaje de gloria, trae a la memoria aquel sacrificio y obra, y mi Divina Voluntad reconoce lo que ha puesto de suyo en tales actos, y da la virtud de duplicar la gloria de aquel sacrificio, para Dios y para quien ha tenido el bien de sacrificarse y obrar para cumplir mi Divina Voluntad.
El verdadero bien no cesa jamás, ni en el Cielo ni en la tierra, basta una criatura que lo recuerde y lo ofrezca, y se renueva la gloria en el Cielo y descienden los efectos de aquel bien en la tierra a favor de las criaturas. Vol. 29 del 2 de marzo de 1931.